«Este problema se está tratando. Actualmente está en el hospital para seguir de cerca su evolución», agregó su portavoz sin dar más detalles sobre la actriz.
Morrison añadió que la familia de Taylor «y amigos cercanos aprecian el caluroso apoyo e interés de su leal fanaticada».
Sin embargo, «piden a la gente que se respete su privacidad y le permitan a su equipo médico tiempo y espacio para enfocarse en su recuperación», apuntó el comunicado.
En 2004 Taylor fue diagnosticada de Insuficiencia Cardíaca Congestiva (CHF, por sus siglas en inglés), una patología que impide al corazón bombear suficiente sangre oxigenada para satisfacer las necesidades de los demás órganos del cuerpo, lo que genera una sensación extraordinaria de fatiga, dificultad al respirar y aumento de peso, entre otras cosas.
Pero ya desde antes de este malestar, la salud de la actriz venía siendo objeto de intensa especulación.
La ganadora de dos premios Oscar fue operada de un tumor en el cerebro en 1997 y en 2006 negó en televisión que sufriera la enfermedad de Alzheimer.
Pese a realizar pocas apariciones públicas, fue una de las pocas estrellas en asistir al funeral de su amigo y cantante Michael Jackson en septiembre de 2009, periodo durante el cual empezó a usar una cuenta en Tweeter para expresar reflexiones sobre el ídolo pop y mantener informados a sus fanáticos seguidores sobre sus recaídas médicas.
En octubre de ese mismo año, Taylor fue operada del corazón tras una seguidilla de problemas de salud que le han dificultado incluso caminar.
«Mi cuerpo es un desastre. Si lo miras en el espejo es completamente cóncavo. Me he convertido en una de esas pobres mujeres que se tuercen a los lados», aseguró a la revista W en 2004 la actriz ganadora de dos Oscar, en 1961 por «Una mujer marcada» y en 1967 por «¿Quién le teme a Virginia Woolf?».