El equipo español no hizo grandes alardes y superó durante casi todo el partido el temor al frío y al césped artificial del estadio olímpico Luzhnikí.
Fue un partido a la italiana, con el “General Invierno” en retirada, ya que las temperaturas no descendieron de los 4 grados bajo cero, y un campo lleno a rebosar (más de 70.000 espectadores).
El técnico madridista, Jose Mourinho, optó por un doble pivote con Xabi Alonso y Khedira, y sorprendió al ceder la titularidad a Callejón, que nunca ha defraudado cada vez que le ha tocado salir de inicio.
El equipo blanco salió con las líneas adelantadas, lo que aprovechó el equipo del Ejército ruso para cogerle la espalda a la defensa visitante en los primeros diez minutos.
El CSKA golpeó primero con una internada del nigeriano Musa que se fue en velocidad de su marcador y centró para que Dzagóev rematara fuera en el corazón del área.
Las cosas se complicaron para los hombres de Mourinho a los quince minutos, ya que su delantero centro, Karim Benzemá, tuvo que retirarse del terreno de juego lesionado.
Benzema, que abandonó el campo cojeando ostensiblemente, se lesionó al disparar desde fuera del área.
Seguidamente, su sustituto, Gonzalo Higuaín, dispuso de la primera gran ocasión del Real Madrid al disparar dentro del área grande, pero el portero local despejó ágilmente.
Khedira pudo marcar al borde del área pequeña en el rechace, pero su disparo a bocajarro fue también detenido por Chepgúrov.
A partir de ese momento, el Real Madrid maniató al equipo local, lo que se tradujo en el control absoluto del juego y el primer gol del partido.
Un fallo de la defensa rusa en la salida del balón fue aprovechado por Higuaín para robar el balón y cedérselo a Ozil, que levantó la mirilla telescópica centró al corazón del área, donde se encontraba Khedira.
El alemán no llegó, pero el balón le llegó a Cristiano Ronaldo, que no lo dudó y remató raso y duro con la izquierda, sin que el guardameta local pudiera hacer nada para salvar de nuevo a su equipo (m.28).
En la segunda parte, el Real Madrid salió con la intención de cerrar el partido y la eliminatoria. Así, Callejón pudo marcar el segundo a los tres minutos de la reanudación.
Tras recibir un magnífico pase de Cristiano, el español disparó incomprensiblemente fuera cuando lo más fácil hubiera sido centrar a Higuaín, que pedía el balón en el punto de penalti.
Doumbia dio un susto a los defensas madridistas en una gran internada desde el centro del campo en velocidad, pero al llegar al borde del área, se le nublaron las ideas y su disparo llegó mansamente a las manos de Casillas.
El técnico local, Leonid Slutski, decidió introducir varios cambios para buscar el empate, ya que el Real Madrid empezaba a mostrar síntomas de cansancio, pero el CSKA nunca logró inquietar la portería blanca.
El japonés Honda lo intentó a balón parado por dos ocasiones, pero no sorprendió a Casillas, que pasó inadvertido durante casi todo el partido.
Entonces, Mourinho decidió sacar a Kaká para recuperar el control del balón, justo cuando Cristiano Ronaldo pudo sentenciar el encuentro al encarar al portero ruso, que abortó el peligro con su valiente salida.
El luso, el mejor jugador del partido, pudo marcar otra vez con un disparo al borde del área grande, pero su disparo salió ligeramente desviado (m.82).
Los madridistas lamentarían esas oportunidades perdidas, ya que en el último suspiro un centro desde la derecha fue aprovechado por el sueco Wernbloom para empatar el partido.
El Real Madrid tendrá que esperar al Santiago Bernabeu para sentenciar la eliminatoria y proseguir su camino a la décima copa de Europa, cuya final se disputará en el estadio olímpico de Múnich.