Mourinho pareció hacer un guiño al sosiego, después de las dos frustradas y agitadas salidas a los campos de Levante y Racing, con la inclusión de Raúl Albiol, inédito hasta ahora, y Sergio Ramos, condenado al banquillo en El Sardinero. Ajustes en la defensa, donde repitió el francés Raphael Varane, dadas las ausencias de los portugueses Pepe y Ricardo Carvalho.
Mourinho también insistió con Lass Diarra, con Xabi Alonso en el medio, donde regresó el brasileño Kaká en lugar de Mesut Ozil. Aunque llamativa fue, también, la titularidad del argentino Gonzalo Higuaín. Por primera vez esta temporada, Karim Benzema fue apartado del once inicial.
Pero Lass Diarra perdió un balón en el centro del campo nada más comenzar el partido y Raúl Tamudo lo recogió. No lo pensó y disparó desde fuera del área. Iker no lo agarró y el rechace lo aprovechó Michu para adelantar al Rayo en la apertura del encuentro.
Apenas se había alcanzado el primer minuto y el Real Madrid contaba ya con otro problema que añadir a una semana de dudas.
El Rayo, de vuelta a Primera ocho años después, era fiel a su estilo. Podía perder. Pero fue honrado con sus principios. Presionó desde arriba. Con firmeza. Le ha ido bien. Además de darle el ascenso, el sistema implantado por Jose Ramón Sandoval le ha proporcionado puntos extra en estas jornadas de inicio. Sobre todo como visitante. Donde el robo de balón le da espacio. Sufre más el Rayo en Vallecas. Padece al tener que llevar la iniciativa.
Alimentó el cuadro rayista las dudas del Real Madrid, que al principio jugó sin chispa, sometido por la incertidumbre y el desasosiego. Acelerado y sin orden. Desprovisto de la disciplina táctica de la que presumen los proyectos de Mourinho.
La paciencia del público acabó al cuarto de hora cuando Raúl Tamudo disparó de nuevo en una ocasión clara. Los silbidos llegaron al tiempo que el preparador blanco mandó calentar a Ozil. No había llegado el cuarto de hora.
El oficio de Tamudo y el desparpajo de Lass Bangoura afeaban el panorama blanco. Ozil salió a la media hora en lugar de Lass Diarra. La situación cambió. El alemán tuvo el gol en una de las mejores jugadas blancas, pero Dani Giménez despejó a córner.
De un mal saque de banda llegó el tanto del empate. Un contraataque culminado con brillantez por Cristiano Ronaldo. El Real Madrid había tardado 222 minutos, desde el minuto 87 del partido ante el Getafe, en marcar un gol en Liga.
El Madrid se hizo con el partido. Fue un acoso a la meta de Dani Giménez. En la última acción antes del descanso, Higuaín adelantó a su equipo en una jugada ensayada. Una falta de Xabi cabeceada por Sergio Ramos y remachada por el argentino a placer y en posición dudosa.
Pudo empatar el Rayo en la reanudación. El disparo de Michu rondó la línea de Casillas, batido. Pero en la continuación se le fue el partido, cuando una contra acabó con un penalti sobre Kaká que transformó Ronaldo.
El Rayo tiró de orgullo. El tanto de Michu, de cabeza y con suspense, en el segundo palo tras un error defensivo, y la expulsión de Di María, estimuló el ánimo del grupo de Sandoval con toda la segunda mitad por delante.
Pero un córner rematado de forma poco ortodoxa con el tacón por Varane, echó por tierra la propuesta visitante, dañada aún más con otro contraataque, cerrado por el francés Benzema, tras una buena jugada de Ozil, y acentuada con otro penalti transformado por Ronaldo.
EFE