El sector ha denunciado una paralización de la figura del alquiler formal como consecuencia de un conjunto de leyes aprobadas por el Gobierno nacional que impide a los propietarios de inmuebles tener seguridad jurídica y garantía de beneficios económicos a la hora de arrendar.
La medida ministerial ha generado una especie de “mercado paralelo”, en el que los arrendadores se han visto obligados a aumentar el monto mensual de la renta, por lo que la oferta en este sector disminuyó considerablemente.
A falta de casas para alquilar y comprar, una de las alternativas son las pensiones, residencias y anexos es por esto que en los últimos años se ha convertido en un negocio productivo para grupos familiares en los sectores populares.
La mayoría de las familias han decidido ampliar o agregar uno o dos niveles más a sus casas con el propósito de poder alojar hasta a ocho arrendatarios por piso entre ellos estudiantes, matrimonios jóvenes, familias con pocos niños, entre otros.
“Es un techo, temporal, pero al menos tienes algo. Pero también puedes pasar años pagando algo que no es tuyo, sin poder reunir lo suficiente para comprar una propia, ni acceder a un crédito hipotecario. Sólo con un golpe de suerte en la lotería o que te metan en la lista de la Misión Vivienda. A uno no le queda más que guapear y tratar de hacer vida en un cuartico. Eso es lo que hay”, aseguró una mujer que vive en una de esas habitaciones en una casa de un barrio de Puerto La Cruz con derecho a cocina, y a lavadora una vez a la semana.
En las comunidades del eje norte de Anzoátegui, han surgido edificios improvisados destinados al alquiler de habitaciones en el que el precio depende del tamaño que elijan. Prueba de ello es la Aldea de Pescadores de Puerto La Cruz, donde el diseño original de esa urbanización, construida en los noventa, ha sido alterado para dar paso a estas “soluciones” tanto para el bolsillo de los arrendadores como el de los arrendatarios.
De igual forma, en otros sectores de la entidad la oferta inmobiliaria informal ha sustituido a las residencias estudiantiles muy conocidas años atrás que funcionaban en apartamentos y casas de familia.
Con información de El Tiempo