En su columna de este martes, Vladimir Villegas critica al intole Gobierno venezolano
Está es la columna completa de Vladimir Villegas.
El Gobierno le tiene el ojo puesto a Henri Falcón. El gobernador del estado Lara, uno de los propulsores del Frente Progresista por el Cambio junto con Ismael García y otros dirigentes provenientes de diversas fuerzas políticas disidentes, es víctima de una campaña de desestabilización dirigida, según él mismo lo denuncia, por miembros de la Fuerza Armada Nacional que se han reunido en esa región con el objetivo de llevar a cabo un plan que tiene como fin sacarlo del juego político.
No es casual, entonces, que luego de estas reuniones de jefes militares en el Estado Lara se estén provocando acciones como las del llamado Grupo Frío, destinadas a sembrar el caos, generar ingobernabilidad y crear las condiciones para que el Gobierno central intervenga la policía regional, como parte del plan en contra de Falcón.
Como tampoco es un hecho aislado la toma de Hidrolara, la cual fue organizada y apoyada desde instituciones gubernamentales, que incluso trasladaron a los tomistas en autobuses rojos rojitos. De lo que se trata es de convertir el estado Lara en un escenario de confrontación, de violencia y de sabotaje permanente a la gestión de un mandatario regional que tuvo el valor de actuar apegado a su conciencia y romper con un partido y un liderazgo que cada día se alejan más del proyecto de país plasmado en la Constitución de 1999.
Estamos ante un Gobierno que es intolerante con quienes piensan distinto, pero más intolerante aún con los individuos que rompen con un modelo autoritario, centralista, caudillista, basado en la ausencia de crítica, en la obediencia y sumisión a los designios del líder único. Por eso, a Henri le están preparando su factura, la cual, obviamente, no será fácil de cobrar porque detrás de él está la mayoría del pueblo larense, testigo indignado de esta maniobrilla diabólica cocinada en los laboratorios del odio y la retaliación.
Seguramente, en los próximos días vendrán nuevos episodios de esta campaña destinada a neutralizar a Henri Falcón. Por fortuna, ya el pueblo viene conociendo en su justa dimensión a quienes mecen la cuna de esta conspiración contra un gobernador elegido por el pueblo.
Otto Graterol Payares
Ha muerto un hombre bueno, un médico que hizo de su profesión un apostolado, y la asumió con la misma pasión que lo mantuvo como militante del PCV durante más de sesenta años.
El doctor Otto, como le decíamos quienes fuimos sus pacientes desde la infancia, fue un insigne pediatra, humilde, solidario y cordial. Por su consulta pasaron varias generaciones de venezolanos, y muchos de ellos acudimos a rendirle nuestro homenaje en la funeraria donde fueron velados sus restos. Recuerdo, como si fuera ayer, que desde la ventana de su consultorio, en El Silencio, pudimos ver uno de los actos de la Nueva Fuerza, cuando otro médico, el doctor Jesús Paz Galarraga, fue candidato de ese bloque, en 1973.
Hasta su último aliento, Otto Graterol se mantuvo activo tanto en la política como en la medicina. No era hombre de quedarse en su casa ni de pasar a retiro. Por eso, hasta hace apenas unas semanas seguía en su rutina como médico y luchador social. Perdió la batalla con la muerte, como es inevitable. También es inevitable que su recuerdo nos acompañe siempre. Bien con su boina de militante, bien con su bata blanca, y, en ambos casos, animado siempre por los mejores sentimientos que el corazón de un ser humano puede abrigar. Se ha ido uno de los mejores amigos de la infancia venezolana. Los Villegas Poljak asumimos como propios el duelo y la tristeza que hoy embargan a los familiares de este insigne falconiano.
Por Vladimir Villegas /