Entre la década de los 80 y el año 2000, “el número de jóvenes médicos que quieren ser cirujanos ha descendido en un 80%”, señalan los autores, procedentes de la Universidad de Salud Ocupacional y Medioambiental de Kitakyushu (Japón). “Una de las razones son las condiciones desfavorables de trabajo, que han hecho descender el número de cirujanos y, además, han causado un aumento de su carga de trabajo y del riesgo de cometer errores”, añaden.
En nuestro país, aunque las plazas de Cirugía se siguen cubriendo cada año, los residentes las eligen “cada vez con peor número”, explica a ELMUNDO.es José Luis Ramos, secretario de la Asociación Española de Cirujanos (AEC). Los motivos, aunque no han sido estudiados con detenimiento, obedecen, al menos en parte, a las condiciones del trabajo.
El estudio presentado por los expertos nipones en las páginas de ‘Archives of Surgery’ confirma que estos especialistas viven situaciones de tensión durante su desempeño. Los cuestionarios y análisis de orina -para medir la cantidad de una molécula relacionada con el estrés- realizados a 66 cirujanos de 16 hospitales antes y después de sus turnos de trabajo revelaron que tras las intervenciones, los niveles de estrés aumentaban.
Los factores que más presionaban a los cirujanos eran la duración de las operaciones, cuando ésta superaba los 210 minutos, y las pérdidas de sangre de los pacientes por encima de los 200 gramos. Por el contrario, el número de veces que entraban al quirófano, independientemente del tipo de cirugía o del puesto ocupado (ayudante, etc.), no influían en los niveles de estrés.
Los turnos de noche son también un agente estresante. Trabajar en lugar de dormir se traducía en un incremento del estrés durante la jornada posterior, un hecho que se ha comprobado en varios estudios realizados con colectivos en los que es frecuente la nocturnidad, como policías o enfermeras.
“El problema de la deprivación crónica de sueño y la excesiva carga de trabajo de los residentes de cirugía se ha convertido en una cuestión importante en todo el mundo”, subrayan los autores. “La combinación de la mala calidad del sueño durante el día y la necesidad de dormir durante la noche podrían provocar un descenso del nivel de alerta y un aumento de los errores en estos trabajadores”.
La situación de este colectivo en España refleja las malas condiciones laborales, a la luz de una encuesta realizada en la página web de la AEC. En ella, un 55,6% de los 1.200 participantes afirma sentirse con frecuencia desmotivado laboralmente (quemado). Un 17,8% dice estarlo siempre y un 16,7%, ocasionalmente.