En días anteriores mi papá había preparado un bolso con dinero y nuestras pertenencias, pero cuando salimos esa noche del 15 de diciembre de nuestra casa, sólo pensábamos que debíamos irnos por las lluvias y que al día siguiente regresaríamos, no nos imaginábamos lo que estaba ocurriendo en el estado Vargas.
Cuando llegamos al Ávila, específicamente a Galipán, teníamos una clara visión hacia Macuto donde se encontraba mi vivienda y yo les decía a mis padres que mañana regresaríamos a nuestro hogar. Recuerdo que al llegar a la montaña, nos tuvimos que refugiar en una casa de bajareque la cual estaba agrietada, tuvimos que pasar entre árboles, caminar sobre el lodo, luego nos conseguimos con otro grupo de personas que también estaba en la misma situación.
Sin embargo, un hombre desconocido nos dirigió hacia un lugar más seguro para que los Bomberos nos fueran a rescatar, toda esa noche llovió,yo me quedé con lo que tenía encima, mi ropa, no teníamos dinero ni nada de nuestras pertencencias.
Al día siguiente llegaron los Bomberos y tuvimos que bajar por otro camino diferente al que habíamos subido, Galipán, pues este se había destruido por las precipitaciones, nos tocó empezar de cero porque perdimos todo en el día que bajó la montaña, recordado por los venezolanos como la tragedia de Vargas de 1999.
Esta es la historia de Valentina Hernández, una sobreviviente de la tragedia de Vargas que vivía en Macuto, que a pesar de lo que pasó, siete meses después ella y su familia volvieron al Litoral, pero habitando en otra zona, nunca volvió a pasar por donde vivía antes, sólo sus padres volvieron por donde quedaba su casa y se enteraron por medio de un vecino que fue llevada por el río y lo que allí quedó fue solo un hueco.
Por otro lado, Hernández comentó llena de lágrimas, que gracias a Dios y sus padres logró a salir adelante por sus propios medios, pues “el Gobierno no ayudó a todos los damnificados como había dicho, inclusive todavía hay muchas personas de aquella tragedia que todavía no tienen una vivienda”.
Sin saber que esa fecha, sería recordado por los venezolanos como “el día que la montaña avanzó hasta el mar”, las precipitaciones originaron extensos deslaves y derrumbes en el Ávila, los cuales ocasionaron crecidas inmensas de los ríos.
Estos arrancaron gran cantidad de sedimentos, volúmenes inmensos de agua y rocas enormes de hasta 9 metros de diámetro y alcanzando velocidades de hasta 60 km/h.
El país, en medio de elecciones, desconocía con certeza la situación de los estados afectados, los medios de comunicación empezaron a reportar lo ocurrido.
Las precipitaciones aún continuaban y los deslaves ya habían dejado pueblos destruidos a su paso. Once estados del país se encontraban afectados por el fenómeno meteorológico, las zonas más afectadas corresponden al estado costero de Vargas. Las lluvias acumuladas alcanzaron los 1.200 mm en dos semanas y la increíble cantidad de 1.700.000 metros cúbicos de lodo y sedimentos fueron arrastrados por los caudales de los ríos hasta las costas.
Al menos 3 centros poblados desaparecieron del mapa y muchos otros quedaron en condiciones casi inhabitables, dejando a su paso miles de muertos.
A pesar de que los recuerdos dejaron huellas, Vargas se recuperó
Han pasado 13 años de aquella tragedia que enlutó al país, pero los habitantes de la entidad decidieron no darse por vencidos y en la actualidad Vargas luce un mejor rostro.
Este estado que siempre se ha caracterizado por la alegría de su gente, sus playas siguen siendo atractivas para los caraqueños, sobre todo en temporadas altas. Desde lejos, el intenso azul del mar alegra los corazones de quienes visitan el estado.
Actualmente algunas vías han sido recuperadas casi en su totalidad, mientras otras siguen bajos los escombros por aquel 15 de diciembre de 1999 que entristeció a los venezolanos.