El día que Cristiano Ronaldo vivió su peor pesadilla

   Caracas, 16 de junio. dpa) – Siempre hay alguien que tiene que perder, y hoy, en el duelo a distancia entre las tres grandes figuras del Mundial de Brasil 2014, el gran derrotado del primer asalto fue el portugués Cristiano Ronaldo.

El delantero del Real Madrid no necesitó muchos minutos sobre el ring del estadio de Salvador de Bahía para darse cuenta de que los golpes se ensañarían con él.

Y eso que el escenario no podía ser mejor: un partido contra Alemania en el debut mundialista lo podía propulsarlo a la “pole position” en la lucha que se propuso tener con Neymar y Lionel Messi por ser la gran figura del Mundial.

Cristiano llegó a la cita de los mejores con chapa de campeón de la Champions League, la de haber sido elegido como mejor jugador del mundo 2013 y la de goleador de la Liga española.

Pero Alemania iba a ser hoy una aplanadora que terminó llevándose por delante todo, incluso las ganas de Cristiano Ronaldo de jugar al fútbol. Pocas veces se lo vio tan frustrado e impotente como hoy.

No lo ocultó: apenas iban jugados 20 minutos, y el imparable Thomas Müller ya había dado su primer golpe al convertir de penal, cuando empezaron los gestos de desaprobación y reclamo antes sus propios compañeros. Ronaldo no encontraba el ritmo y sus colegas no lo encontraban a él.

Recostado sobre la banda izquierda se encontró con su cancerbero Jerome Boateng, que después de perder los primeros cara a cara que tuvieron, empezó a asfixiar el carril del portugués. No era un problema individual, era el equipo entero el que no encontraba el camino al gol, instinto que sí explotó al máximo el rival.

Y llegaron 13 minutos que terminaron de exasperar al delantero del Real Madrid: cabezazo de Mats Hummels para el 2-0, expulsión de su compañero de selección y club Pepe, y nuevamente Müller, que terminaban de sentenciar el encuentro anticipadamente.

El primer round quedaba decidido: Cristiano Ronaldo lo supo, y mientras sufría los festejos de Müller, Özil y Goetze, entre otros, no ocultó que había perdido las ganas de jugar.

Se fue caminando lentamente hacia el costado, sobre la línea central, hacia el lugar exacto en el que se hacen los cambios, se sacó la cinta de capitán y se quedó mirando hacia el banquillo, como preguntando “quién quiere entrar”. Lo salvó el gong del primer tiempo.

Al final, el resumen de su tarde se redujo a tres tiros libres que asumió en la segunda parte: uno de ejecución inocua mientras lo silbaba casi el estadio entero, el segundo deplorable, estrellando el balón en el único rival que hacía de barrera, y el último, ya terminando, de factura fantástica pero que no fue gol porque lo tapó el alemán Manuel Neuer.

A Cristiano le quedan garantizados dos partidos para saldar su deuda y terminar su sequía goleadora en un Mundial: en diez choques anotó una vez de penal contra Irán, en 2006, y otra vez en 2010, en la histórica goleada de 7-0 a Corea del Norte. Suma: dos goles, uno menos que los que metió hoy Müller. Y los mismos que Messi en Mundiales.

Su frustración fue evidente en la única frase que arrojó hoy a los periodistas después del partido: “Hoy no me toca hablar”.