El grupo fue fundado el 14 de diciembre de 2004 como «Alternativa Bolivariana para las Américas», y en 2009 pasó a llamarse «Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América».
Sus integrantes actuales son Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y las islas Dominica, San Vicente y Granadinas, y Antigua y Barbuda, lo que implica una población total de alrededor de 75 millones de personas.
Honduras llegó a integrarla: adhirió en agosto de 2008 durante el gobierno de Manuel Zelaya, y se retiró en enero de 2010, al final del gobierno de facto asumido tras su derrocamiento, en una decisión que el actual presidente Porfirio Lobo (derecha) no varió.
El ALBA, muy marcado por la agenda y la ideología venezolana y cubana, se autodefine como alianza política «antiimperialista» para «unir capacidades y fortalezas» en busca de un «desarrollo integral» como «naciones soberanas».
El grupo cuenta con un acuerdo energético que garantiza el suministro de crudo a sus miembros a través de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Venezuela, segundo país del mundo con mayores depósitos de crudo, tiene reservas probadas de 211.173 millones de barriles y desea elevarlas hasta los 316.000 millones de toneles a medio plazo.
Recientemente el ALBA creó el Sucre, una divisa virtual, sin existencia material, que busca terminar con el «yugo del dólar» como moneda de intercambio comercial.
«El comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable», afirma uno de los puntos de la declaración firmada en su fundación.
gm / Reporte360