Ocho días después apareció en la Gaceta Oficial Extraordinaria 5.397 una ley que suprimía y liquidaba el Instituto Nacional de Hipódromos (INH) y comenzaba a regular sus actividades a través de la Superintendencia Nacional de Asuntos Hípicos (Sunahip), creada para ello.
Los aguaceros de diciembre de ese año marcaron el futuro de venezolanos que perdieron viviendas y familiares. ¿La relación entre estos hechos? Siga leyendo, que el tiempo tiene sus mañas.
Según la ley, el lapso para el finiquito del INH no debía exceder los 12 meses. El presidente de la junta liquidadora designado por el propio Ejecutivo fue el general de brigada (Ej.) Luis Belisario Espinal Vásquez.
My Own Business, hijo de Voyageur en World Medley, no paró de ganar en los meses y años siguientes y sus propietarios, Rocco Sebastiani y Hugo Albarrán, se frotaron las manos con cada triunfo.
Hoy, My Own Business es un semental que dejó de correr en 2003 y quedó como un grato recuerdo para apasionados y apostadores hípicos, y Espinal Vásquez trabaja como director de la Universidad Santa María, Núcleo Barinas, más cerca de los libros y el mastranto que de los purasangres de carrera.
Después del general desfilaron por el cargo de presidente de la junta, el ex diputado por el estado Falcón Miguel Ángel Paz; el actual director de la emisora YVKE Mundial, José Gregorio Zambrano Aguilar; el teniente Luis Chacón Roa, relacionista público de la gestión anterior; el ex ministro de Turismo, Pedro Morejón, quien estuvo tres meses en el cargo antes de ser destituido bajo sospecha de corrupción, y salió caballo blanco. Y, actualmente, su sucesor en el ministerio, Alejandro Fleming.
Claro. No se ha liquidado el INH.
En diciembre pasado, 11 años después del debut del campeón, del anuncio oficial de la nueva ley y de la catástrofe que conmocionó a tantos venezolanos, un nuevo palo de agua dejó sin casas a miles de personas. Casi 400 familias, según declaraciones del ministro Fleming, fueron ubicadas provisionalmente en dos de las tres tribunas del Hipódromo de La Rinconada. La A y la C.
Señalamientos. Sobre la actual jefatura de la junta liquidadora del hipódromo destaca la acusación de mala gestión que hizo José Vicente Rangel, ex vicepresidente, ex canciller y ex ministro de Defensa de Venezuela. Rangel reservó su fuente, pero habló en público a través de su programa televisivo, en el marco de su Confidencial al cierre. Aseguró que el hipódromo gasta más de 99% de sus ingresos por jugadas y que su sistema automatizado de apuestas es un misterio. Dijo que Fleming no había convocado en casi un año de gestión a los miembros de una junta que debe sesionar mensualmente y que tampoco había rendición de cuentas sobre unas instalaciones deterioradas.
El doctor Hugo Albarrán, además de saborear las mieles del triunfo a principios de siglo gracias a su caballo My Own Business, preside la Asociación de Propietarios de La Rinconada (Asoprorin) desde hace seis años. Sentado sobre la silla de cuero de su despacho privado, un bufete ubicado en el centro de Caracas, cuenta que ha logrado hablar «unas cuatro veces» con el ministro Fleming: «Tenemos una comunicación fluida con él y ha sido muy positivo, no hay quejas».
Según un alto funcionario del coso de La Rinconada que pidió resguardar su nombre, al que llamaremos «Cañonero» por puro ejercicio hípico, el principal problema es que existen dos entes regulando la misma actividad: «A la estructura vieja se sumó la junta liquidadora, y con ese cuento de la liquidación muchos se han dedicado a robar los recursos. Viene de atrás, la actual gestión está haciendo lo que puede, pero tampoco se frena a los apostadores ilegales porque no hay cómo hacerlo. Son pequeñas mafias que actúan abiertamente porque pagan más, es mejor apostar por fuera».
Una de las decisiones más polémicas en torno a la actividad hípica fue la que tomó en agosto de 2004 el entonces presidente de la junta, José Gregorio Zambrano. Reconocido por acelerar el proceso de liquidación de un gran número de trabajadores del INH, los amantes del hipismo y especialistas consultados le critican la suspensión de las transmisiones directas de las carreras en señal abierta. «Ellos pensaban que haciendo eso iban a frenar a los apostadores ilegales, pero se sigue haciendo igualito, o incluso más», declaró Rafael Salas, pronosticador que cuenta con una línea 900 y trabaja en un centro hípico en El Rosal, Caracas.
Tanto Salas como el presidente de Asoprorin aseguran que fue una decisión política, para afectar los intereses de los comunicadores hípicos en las emisoras y circuitos radiales. «A mí no se me va a olvidar la fecha de esa medida, fue al día siguiente de la celebración del referendo revocatorio», apunta Albarrán. Posterior a esa medida, Zambrano ejerció un amparo contra Radio Tiempo, Radio Rumbos, Radio Continente, Radio Sensación y RCR por «la supuesta transmisión radial ilegal del espectáculo hípico».
¿Cuándo liquidan? El Estado tiene las instalaciones, diseña la normativa y designa las autoridades, pero no es el dueño de los caballos, dice Albarrán: «De modo que si se liquidara, el INH funcionaría igual o mejor. Sólo habría que pagarle al Estado por utilizar sus espacios». Sus críticas más fuertes apuntan a la dificultad de cumplir con el contrato colectivo de los más de 1.200 trabajadores que dependen ahora de su asociación: «Hay criadores, amansadores, entrenadores, jinetes, ese dinero sale de un pote que se fija y se discute anualmente con la junta liquidadora, pero no alcanza. Hay que responderle a esa gente, el espectáculo depende de ellos». El jueves pasado hubo una protesta del sindicato de caballerizos de La Rinconada. Se declaró en emergencia ante el retraso en los pagos de sus vacaciones y prestaciones sociales. Según Albarrán, la responsabilidad es del INH, no de Asoprorin.
La Sunahip está facultada para otorgar licencias a empresas privadas, pero hasta ahora sólo ha expedido la que habilitó al hipódromo de Rancho Grande, ubicado en el estado Bolívar, donde existe una programación de carreras y competencias del INH para los lunes.
Hay otro problema, según Albarrán, y tiene que ver con el programa de recuperación de tierras que lleva a cabo en Inti y que ha eliminado algunos haras donde nacen y se crían los purasangres, entre ellos el más importante, llamado San Isidro. «Por esa razón ha disminuido el número de participantes por carrera», asegura Salas, para quien resulta mejor ver una contienda entre 12 ejemplares que una donde corre sólo la mitad.
Acerca de la infraestructura del óvalo de Coche, «Cañonero» afirma que por el decreto no está permitido adquirir activos, y que por eso es lógico que las instalaciones se vayan deteriorando. Albarrán agrega que «es un espejo de otros espacios públicos en Venezuela: falta mantenimiento y no hay inversión ni voluntad de cuidar y mejorar lo que tenemos», pero advierte: «esto tiene décadas así, no se ha creado nada nuevo para el hipismo desde los años ochenta».
Precisamente en esa época, con Carlos Andrés Pérez como presidente, comenzó el deterioro en la pista de carreras, según Horacio Márquez, quien trabajó allí y tuvo, entre otros cargos, el de jefe de conservación de pista. Márquez, quien reitera que el estado actual de la infraestructura es terrible, se desempeña hoy como director de instalaciones deportivas en el Centro de Alto Rendimiento del Instituto Nacional del Deporte (IND), ubicado también en los espacios de La Rinconada.
Sobre la cantidad de damnificados que hacen vida en las tribunas A y C, dice «Cañonero» que la estructura tiene más de 60 años y está acostumbrada a recibir visitantes los fines de semana por siete horas. «Pero ahora hay casi cuatro mil, y por la ayuda que se les brinda, permanecerán usando las instalaciones necesarias. No va a ser fácil, algunas tuberías van a colapsar, pero se está preparando todo para que no haya mayores contratiempos».
¿El 5 y 6 está en 3 y 2? Albarrán cree que a corto plazo no, porque los involucrados en el hipismo aman lo que hacen y buscan salidas, aunque reconoce que será difícil mantener esta situación a largo plazo. Salas cree que no porque el venezolano necesita su esparcimiento, como el beisbol. «Cañonero» dice que el beisbol dura cuatro meses y los caballos corren todo el año, pero que eso está en manos del Ejecutivo y depende del presidente Chávez. Márquez recuerda una anécdota, cuando a finales de los ochenta se corrió el rumor de que iban a cerrar el hipódromo para reparar la pista, y en una carrera, cerca del aparato de partida salieron como 50 fanáticos con una pancarta gigantesca que decía «quítanos la luz, quítanos el agua, pero no nos quites el 5 y 6».
3.750 damnificados en las tribunas
Desde el acceso peatonal se observan literas rojas con sábanas y bolsos, madres con niños y niñas con muñecas. Las rejas de metal que separan una tribuna de otra a la altura de la pista sirven de tendedero: vestidos, camisas, ropa interior y jeans. Las personas pasean por las instalaciones. El óvalo, vacío y silente, con sus tímidas vallas publicitarias pegadas a la baranda es ahora espectador de una nueva realidad: la respuesta inmediata a la tragedia.
Una nueva costumbre comienza a instalarse en las tribunas A y C del hipódromo: el día a día de unos 3.750 damnificados que viven, comen, duermen, van al baño, trabajan y juegan, esperando que el Gobierno nacional los reubique en alguna «casita digna».
Los niños son quienes más se escuchan. Hay guardias nacionales en grupos de dos y tres, uniformados de rojo, funcionarios y trabajadores de Inatur, con sus gorras y ojos cansados y una sonrisa para decir, los hombros en alto, el puchero, que no están autorizados para declarar. Hay madres comiendo. Hay carros estacionados y una ambulancia, y una moto, y otra de juguete, y sobre ella una niña que apenas camina, dos más que juegan, otros que gritan y compiten con raquetas y pelotas. No se ven caballos, sino niños por todos lados.
Carlos José Méndez, de 34 años, es padre de dos de estos muchachos y tío de una. Llegó junto a su hermana el 8 de enero procedente del Colegio Fe y Alegría y consiguió trabajo ahí mismo, con una «empresa constructora» de la que no sabe ni el nombre. Está sentado sobre unas láminas de pared falsa. Tiene una carpeta en la mano y sobre ella una hoja con una lista de nombres: Recluta personal para la instalación de los cuartos de los damnificados en la tribuna C. Él y su familia vienen de Casalta 2, y declara: «Nos han tratado de maravilla, nos brindaron apoyo. A los carajitos los llevan a bromas de recreación y les hacen sus fiesticas».
Antes, la tribuna B era exclusividad de propietarios, entrenadores y acompañantes, y sólo se podía entrar en traje formal. Ahora todos van a la B. En la parte baja pasean los caballos que están por competir. Hay hombres que se detienen «a coger datos» y enviarlos por mensajes de texto. La apuesta es la clave de este estilo de vida.
Es domingo y hay jugadores, vendedores, policías. Hay hallacas a BsF. 15 y tamales de pollo a BsF. 12. «Bien resueltos, con picantico y todo». Hay televisores con la transmisión de las carreras y una barra larga con mesas de plástico al frente. La mayoría de las mujeres pertenecen a una red de apuestas ilegales. Es lo que llaman «la banca» y están por todos lados. Son fáciles de reconocer. Estas damas -también hay hombres- tienen talonarios y un koala donde guardan la plata de los apostadores. Ahí va Ana Gil, con 21 años trabajando en el mismo lugar, según relata, a decir que son como 150 vendedores «por la medida baja».
Algunas bancas le dejan a estas personas el 15% de las ganancias. Otras, el 30%. ¿Cuánto obtiene Ana por fin de semana? «Más de mil bolívares» y entorna la mirada. Según la acusación de JVR, en las vende-pagas de caballos se juegan semanalmente unos 95 millones de BsF. Más de 7 millones de tamalitos de pollo, con todo y el picante.
Los damnificados que están en la A y la C también se agrupan sobre las escaleras a «ligarle» a sus corceles. Cuando las bestias giran el último codo, los niños corren a animarlos y gritan encaramados en la cerca. En ese momento, Minorca Montilla, damnificada y madre, dice que cada quien lleva a su hijo al colegio como puede «Yo voy en Metro» ¿Lo peor de estar aquí? «La comida, es muy poquitica, la sirven tarde y a los chamos les da hambre». ¿Y lo mejor? «Las literas». ¿Las literas? «Sí». ¿Por qué? «Porque ya no tenemos que dormir en el piso».
Caballos que sufren
Un problema grave es la lucha encubierta que afecta a los animales. Aparte de las fracturas que sufren algunos purasangres por el riesgo natural de competir en carrera y por el estado de la pista, en 2009 se vivió una situación de envenenamiento de 16 ejemplares. El periodista de ÚN César Batiz publicó un amplio reportaje sobre el tema. Aunque tal situación ha desaparecido, un entrenador con más de 25 años de experiencia que pidió no revelar su nombre, aseguró que su cuadra contrató los servicios privados de seguridad para vigilar las 24 horas del día de toda la semana previa a uno de sus caballos. ¿Por qué? Según él, hay trabajadores que, incluso en el aparato de partida, le dan a oler o a comer distintas sustancias a los animales para doparlos, a cambio de mil o 2 mil bolívares. Aproximadamente lo mismo que ganan en un mes. El 25 de octubre pasado, dos antisociales le dispararon al ejemplar The Master Angel, que resultó herido en el anca derecha