Maracaibo es hoy fiel reflejo de las desgracias de la revolución madurista. Si alguien tiene dudas de la vocación destructiva del régimen, sólo tiene que darse una vuelta por Maracaibo para que experimente el colosal caos en el que estos forajidos han sucumbido a la segunda ciudad del país. Desde antaño, el centralismo ha acariciado la idea de castigar al Zulia por lo que ha representado en la historia de Venezuela; la revolución madurista y sus gobernantes cómplices en el Estado, lograron su mayor hazaña: destruir al Zulia y convertir a Maracaibo en una ciudad arruinada y empobrecida.
Todos los males con los que, por espacio de veinte años, esta revolución nos ha castigado, se encuentran en Maracaibo, seguramente multiplicados a la enésima potencia. Atrás quedó el brillo que engalanaba a nuestras casas, calles y avenidas; el bullicio contagiante de la gente, es apenas un murmullo ahogado de rabia y de impotencia; la laboriosidad como símbolo portentoso de la idiosincrasia zuliana, fue secuestrada por esta mafia en el poder para transformarnos en mendigos a los que se les quiere castrar el ingenio para hacer las grandes cosas que nos han llenado de orgullo.
Por doquier nos persigue la pobreza, el abandono, la suciedad, la anarquía y ese doloroso silencio que contradice la irreverencia con la que nacimos como pueblo aguerrido e independiente. Pareciera que las fuerzas y la determinación para liberarnos de esta tragedia, también fueron aniquiladas por el régimen. Sin duda, ésta es la mayor pérdida que hemos tenido los zulianos en manos de los gobernantes más incapaces, corruptos e indolentes que nunca antes el Zulia ha tenido a lo largo de su historia.
Este régimen es enemigo de la riqueza generada por el trabajo productivo de la gente; a ellos les gusta la riqueza que produce la corrupción y el hamponato. Fieles a su mentalidad, acabaron con el trabajo productivo y de calidad en Maracaibo y en el Zulia. Destruyeron la industria, el comercio y la actividad agropecuaria para darle paso al bachaquerismo y a otras actividades ilícitas, en las que unos pocos sacan provecho de las carencias y las desgracias de la mayoría; estamos frente a un canibalismo social de peligrosas dimensiones. Acabaron con los empleos bien remunerados y estables, que sólo es capaz de brindar la empresa privada, a cambio de empleos míseros y serviles al régimen. El progreso que fuimos capaces de construir los zulianos, el régimen se encargó de pulverizarlo. Mientras ellos estén el poder, nunca más podremos decir con orgullo “la mayor riqueza del Zulia son los zulianos”.
Al régimen le produce escozor la calidad de vida de los zulianos, porque la de ellos está plenamente garantizada. Les genera una enfermiza satisfacción el caos de los servicios públicos de la ciudad. Para el régimen y los gobernantes del Zulia y de Maracaibo, es motivo de orgullo la ausencia absoluta de un transporte público eficiente y humano, pues, para ellos los “camiones de la muerte” son suficientes para trasladar como animales a nuestros semejantes. Como mal viven en la oscuridad, característico de los seres del mal, no les importa mantener un servicio eléctrico eficiente y moderno. Se gozan con los sufrimientos y calamidades de los maracaiberos producto del sofocante calor, y con las cuantiosas pérdidas económicas que produce la paralización de ese vital servicio.
A este régimen le gusta la suciedad y la inmundicia, tal cual son sus conciencias y acciones; por tal razón, no funciona el servicio de aseo urbano de Maracaibo y de otros municipios zulianos. Observamos con estupor la basura en calles, avenidas, barrios y urbanizaciones, sin importarles las nefastas consecuencias para la salud humana y el medio ambiente.
Para el régimen, el tiempo no tiene sentido alguno, pues, en definitiva sólo lo valoran para planificar sus maldades y perversidades; nos mantienen en permanentes colas para realizar cualquier diligencia por normal que sea. Colas inmensas para abastecer los vehículos de combustible; colas para cobrar los 100 bolívares en efectivo a la semana permitido por el corralito revolucionario; colas para comprar pan y otros alimentos; colas infernales para cobrar la pensión; colas para realizar cualquier trámite ante las instancias oficiales; colas para esperar por los “camiones de la muerte”. Esta revolución ha transformado a Maracaibo en una cola, desperdiciando un valioso tiempo para hacer lo que nos da la gana o aquello que consideremos más importante, como es organizarnos para alcanzar el cambio y combatir esta pesadilla.
El régimen no cree en la educación como un mecanismo de movilidad social, de satisfacción personal y familiar, y de desarrollo integral de la sociedad. Ellos creen en la dependencia estatal y en el asistencialismo crónico, como mecanismos de control social para eternizarse en el poder. Por tal razón, han destruido poco a poco a LUZ, nuestra Alma Mater, y a otras instituciones privadas de educación superior. Han logrado el mayor porcentaje de deserción escolar del que tengamos memoria en los últimos sesenta años. Le han dado la espalda a iniciativas educacionales de la Iglesia Católica zuliana. En definitiva, luchan arduamente para incrementar el nivel de ignorancia de los zulianos, a fin de evitar la disidencia que facilite la fractura del proceso.
Después de cincuenta años, “Maracaibo Marginada” de Ricardo Aguirre, está más vigente que nunca. “Maracaibo marginada y sin un real, ¿qué más te puede pasar que ya no te haya pasado?”. Si, ahora es cuando vamos a pasar por más desgracias, producto del odio que la revolución siente por el Zulia y los zulianos. Nos convirtieron en zombis que deambulan por las calles, con la mirada perdida y con la angustia reflejada en el rostro. Nos transformaron en un basurero putrefacto después de ser la joya de la corona en Venezuela.
La rebeldía innata de los zulianos está dormida después de un mortal somnífero revolucionario, pero confío que pronto despertará para rescatar nuestro orgullo regional y hacer posible el cambio que nos traiga libertad, justicia y progreso; y, cuando eso suceda, los responsables y cómplices de esta tragedia, no les alcanzará la vida para pagar sus culpas por el mayor daño que nadie antes le propinó a Maracaibo la tierra del sol amada, al Zulia amado y bendecido por Nuestra Chinita. Más temprano que tarde nos levantaremos para seguir siendo el principal Estado de Venezuela.
@EfrainRincon17|Profesor Titular Emeritus de LUZ
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