“Estados Unidos rechaza categóricamente las acusaciones de cualquier participación en cualquier trama para desestabilizar o dañar a nadie en Venezuela”, sentenció la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, en su conferencia de prensa diaria.
Nuland añadió que, hasta donde ella sabe, el Gobierno venezolano no ha transmitido ningún mensaje o petición formal al respecto al Ejecutivo estadounidense, más allá de la alerta que Maduro lanzó el domingo al presidente Barack Obama en una entrevista con el canal privado Televen.
Según el presidente encargado y candidato a las elecciones presidenciales del próximo 14 de abril, la trama buscaría asesinar a su rival, Capriles, para “echarle la culpa al Gobierno bolivariano y crear un caos en Venezuela”.
Maduro también acusó de conspirar en el mismo plan a los exembajadores estadounidenses en Caracas Roger Noriega y Otto Reich, quienes desmintieron también las acusaciones.
“Niego categóricamente esta acusación absurda y desafío a Maduro para que presente las ‘pruebas’ que afirma tener”, escribió Reich el domingo en su cuenta de Twitter, donde atribuyó esa “mentira maliciosa” a “una estrategia cubana dictada a Maduro”.
“Estos cargos están tan alejados de la realidad que bien puede ser una cortina de humo detrás de la cual el Gobierno venezolano esté planeando eliminar a Capriles”, agregó el exembajador republicano.
Noriega, por su parte, se limitó a señalar en su cuenta en la misma red social que la de Maduro es “una acusación idiota”.
El pasado 5 de marzo, horas antes de anunciar la muerte del presidente Hugo Chávez, el Gobierno venezolano acusó a los funcionarios estadounidenses David Delmonaco y David Kostale de “proponer proyectos desestabilizadores” a militares venezolanos, algo que el Departamento de Estado y el Pentágono han negado.
En respuesta, Estados Unidos expulsó a su vez el lunes pasado a Orlando Montañéz Olivares, segundo secretario de la embajada de Venezuela en Washington, y Víctor Camacaro Mata, funcionario del consulado de Nueva York.