El test, que saldrá al mercado en octubre, funciona de manera similar a una prueba de embarazo y en aproximadamente media hora revela si hay probabilidad de haber contraído el virus.
En lugar de analizar la orina, el test analiza simplemente la saliva. No obstante, la FDA señala que un resultado positivo en la prueba no determina claramente que la persona esté infectada. Por eso, el test debe ser repetido por un médico.
De todas maneras, la FDA alertó de un elevado margen de error. De acuerdo con las investigaciones, aproximadamente uno de cada 12 “negativos” es falso. En tanto, entre los “positivos”, uno de cada 5.000 casos no es correcto, por lo que el paciente en realidad no está infectado.
De momento se desconoce cuál será su precio de venta a partir de octubre. El “New York Times” ve además efectos sociales del nuevo test: “La disponibilidad de un test de HIV que funciona en casa tan fácilmente como un test de embarazo es otro paso para la normalización en el manejo de una enfermedad que alguna vez fuera un estigma y una condena a muerte”.
El periódico cita al descubridor del VIH Robert Gallo diciendo que la posibilidad del test es “fabulosa, porque ahora más personas reflexionarán sobre ello”.
En tanto, Anthony Fauci, pionero en la investigación del sida, aseguró que se trata de “un paso positivo hacia adelante”, que puede ayudar para controlar la epidemia iniciada hace 30 años.
Por su parte, las voces críticas alertan de un mayor peligro de suicidios: quién recibe el resultado del test en soledad en el cuarto de baño en lugar de delante de un médico, corre peligro de tener una reacción exagerada, sostienen.
Uno de cada cinco de los 1,2 millones de infectados en Estados Unidos ni siquiera sabe que está infectado con el virus del HIV, se indicó desde los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).