El equipo de producción del filme, en pro de la libertad de pensamiento y en contra de la censura, además de la premisa que Tamara busca visibilizar el tema de la transexualidad, decidió exponer a la opinión pública la situación.
El primer hecho ocurrió en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), sede Caracas; alegando profesores de la institución que la película no puede ser presentada por ser un producto que hace propaganda a la transexualidad. El segundo incidente sucedió en la Universidad Católica Santa Rosa (UCSAR), donde el rector del recinto universitario prohibió la exhibición de la película en una actividad académica.
Ante esta situación, la directora Elia K. Schneider dijo: “Con estas actitudes sectarias, de censura, oculta en algunas universidades venezolanas, se está mutilando la libertad académica de investigación y creación, principios fundamentales que originaron el concepto de universidad como institución de educación superior y magnánimo en el resto del mundo”.
La cineasta, de ascendencia judía, también indicó que además solicitó hace algunas semanas las instalaciones de Hebraica para realizar una función, obteniendo una respuesta negativa por parte de la institución, ya que por la temática del filme no podían autorizar dicho evento.
Por su parte, el actor Luis Fernández sobre estos incidentes, afirmó: “Prefiero hacerle propaganda a la transexualidad que es digna y no a la Iglesia Católica. Por fortuna no son las religiones de unos los que definen las normas de todos. Sobre la censura, que siempre es imbécil, prevalece históricamente la razón. De manera que con gran orgullo continuaré haciéndole propaganda a la transexualidad y defendiendo los derechos humanos de este colectivo, derechos sobre los que ninguna religión tiene autoridad, gracias a Dios”.
El productor José Ramón Novoa manifestó su pesar: “Lamento profundamente que en el siglo XXI sigamos con los complejos y las censuras. Los que las ejercen solo demuestran gran debilidad en sus argumentos y no tienen forma alguna de defender su principios cobardes y escapistas. Tapar la realidad con un dedo e intentar borrar el tiempo que se vive, es impedir la libertad de expresión. Cosas de los tiempos que vivimos”.