Pero eso es cosa del pasado.
Cuarenta años después de ese primer Día de la Tierra el 22 de abril de 1970, los niveles de smog en la nación se han reducido casi en una cuarta parte y los niveles de plomo en el aire han bajado más de un 90%. Lagos que eran fétidos y ríos contaminados están ahora abiertos a los nadadores.
Los desafíos que enfrenta hoy el planeta son mayormente invisibles, y por lo tanto más difíciles de enfrentar.
“Sugerir que hemos progresado no es asegurar que el problema se ha superado”, advirtió William Ruckelshaus, quien en 1970 fue el primer director de la Agencia de Protección Ambiental. “Lo que hemos hecho es pasar de las cuestiones más visibles a las más sutiles”.
Amenazas como el cambio climático son menos evidentes para el público. Desde el primer Día de la Tierra, los niveles de anhídrido carbónico en el aire han aumentado el 19%, elevando la temperatura anual promedio en 1.6 grado centígrado (1 Fahrenheit), según la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera.
“Hemos limpiado lo que se puede ver y hemos dejado todo lo demás en el limbo”, afirmó Kathleen Rogers, presidenta de la Red del Día de la Tierra.
Las mejoras se concretaron mediante la Ley del Aire Puro, la Ley del Agua Pura y cambios en la forma en que las empresas tratan el ambiente, precisó Denis Hayes. Estas reformas, agregó, surgieron a raíz del primer Día de la Tierra, un acontecimiento que Hayes ayudó a coordinar.
Hayes dijo que “el aire es más puro pese al hecho de que tenemos el doble de vehículos recorriendo el doble de millas”.
Nancy Sutley, directora del Consejo sobre Calidad Ambiental, de la Casa Blanca, dijo que el progreso de los últimos 40 años va más allá de las leyes. También se refleja en las innovaciones que han producido automóviles menos contaminantes. Y esa innovación, agregó, “será la respuesta al cambio climático”.
The Associated Press