En el “Costa Concordia”, nombre de la nave que naufragó esta pasada noche cuando se dirigía desde el puerto de Civitavecchia, a unos 70 kilómetros al norte de Roma, al norteño de Savona, viajaban 4.229 personas, 3.209 de ellas pasajeros, entre ellos cinco venezolanos.
De los pasajeros, 989 son italianos, 569 alemanes, 462 franceses, 177 españoles y 129 estadounidenses, 127 croatas, 108 rusos, 74 austríacos, 69 suizos, 46 brasileños, 46 japoneses, 42 holandeses, 33 ucranianos, 30 coreanos, 20 rumanos, 26 de Hong Kong, 25 británicos, 21 australianos, 17 argentinos, 13 taiwaneses, 12 canadienses, 12 chinos, 11 portugueses, 10 colombianos, 10 chilenos y 9 turcos.
También viajaban ocho belgas, ocho israelíes, nueve kazajos, ocho peruanos, ocho polacos, seis moldavos, seis nepalíes, cinco suecos, , cuatro daneses, cuatro dominicanos, cuatro serbios, cuadro sudafricanos y cuatro de Antillas holandesas.
Asimismo, tres bielorrusos, tres griegos, tres húngaros, tres iraníes, tres irlandeses, tres macedonios, dos albaneses, dos cubanos, dos argelinos, dos ecuatorianos, dos mexicanos, dos finlandeses, uno de Andorra, un búlgaro, un bosnio, un checo, un indio, un marroquí, un noruego, un neozelandés, un filipino y un uruguayo.
Personal diplomático español en Italia, por otra parte, se desplazó hoy a Porto Santo Stefano, a unos 180 kilómetros al norte de Roma, para seguir la situación de los españoles que viajaban en el crucero y ayudar a su repatriación, informaron a Efe fuentes diplomáticas españolas.
Según las fuentes diplomáticas, no se tienen noticias de que entre los fallecidos o heridos pueda haber algún español.
Fuentes de la Capitanía del puerto de Giglio informaron de que tres personas de las que viajaban en el barco han muerto y 40 han resultado heridas. 70 viajeros están siendo buscados.
Tres personas murieron en un accidente sufrido por un crucero frente a la costa occidental de Italia en la noche del viernes al sábado, mientras que varias más resultaron heridas, informaron hoy medios italianos citando a las fuerzas de rescate.
Un total de 177 españoles, 107 latinoamericanos y un andorrano viajaban en el crucero que naufragó en aguas de la isla italiana de Giglio, en el que han fallecido al menos tres personas y 14 han resultado heridas, informó este sábado la compañía naviera “Costa Cruceros”, propietaria del barco.
De los pasajeros, 989 son italianos, 569 alemanes, 462 franceses, 177 españoles y 129 estadounidenses, 127 croatas, 108 rusos, 74 austríacos, 69 suizos, 46 brasileños, 46 japoneses, 42 holandeses, 33 ucranianos, 30 coreanos, 20 rumanos, 26 de Hong Kong, 25 británicos, 21 australianos, 17 argentinos, 13 taiwaneses, 12 canadienses, 12 chinos, 11 portugueses, 10 colombianos, 10 chilenos y 9 turcos.
También viajaban ocho belgas, ocho israelíes, nueve kazajos, ocho peruanos, ocho polacos, seis moldavos, seis nepalíes, cinco suecos, cinco venezolanos, cuatro daneses, cuatro dominicanos, cuatro serbios, cuadro sudafricanos y cuatro de Antillas holandesas.
Personal diplomático español en Italia, por otra parte, se desplazó hoy a Porto Santo Stefano, a unos 180 kilómetros al norte de Roma, para seguir la situación de los españoles que viajaban en el crucero y ayudar a su repatriación, informaron a Efe fuentes diplomáticas españolas.
Por otro parte, el prefecto de la región italiana de Toscana, Giuseppe Linari, indicó que sobre la base de informaciones del armador casi 70 personas están aún desaparecidas pero podrían hallarse en la isla de Giglio, donde se produjo el accidente.
De los 4.234 pasajeros y miembros de la tripulación, incluidos 52 niños menores de seis años, “hallamos de momento 4.165, lo que hace una diferencia de unas 70 personas, pero realizamos búsquedas prácticamente puerta a puerta en la isla de Giglio”, indicó Linari.
El “Costa Concordia”, de la compañía de cruceros genovesa Costa Corciere, chocó al parecer con un banco frente a la costa toscana, cerca de la isla Giglio. El lugar del accidente se encuentra a unos pocos cientos de metros del puerto de la isla. Unas 4.200 personas tuvieron que ser evacuadas en botes salvavidas.
El comandante del Costa Concordia, Francesco Schettino, ha sido detenido, confirmó hoy el fiscal jefe de Grosseto (centro italiano), Francesco Verusio.
Verusio interrogó hoy durante varias horas a Schettino, después de que anoche el barco encallara a unos 500 metros de la isla toscana de Giglio, al chocar contra unas rocas.
Otro miembro de la tripulación del barco, cuya identidad no ha sido desvelada, también está siendo indagado, según los medios italianos.
Los pasajeros fueron llevados en bote a la isla Giglio, donde pasarán la noche. Esta madrugada aún había unas 200 a 300 personas a bordo. Al parecer, cuando el crucero se inclinó hacia un lado algunos pasajeros entraron en pánico y saltaron por la borda, según dijo el prefecto de Grosseto, Giuseppe Linardi.
El barco, de 300 metros de eslora, había partido el viernes de Civitavecchia a un viaje por el Mediterráneo. Algunas horas después reportó problemas técnicos a la autoridad portuaria.
El “Costa Concordia” fue terminado en 2006. De acuerdo con el astillero, tiene capacidad para 3.780 pasajeros, de los que se ocupan 1.100 tripulantes.
El alcalde de la localidad donde encalló el “Costa Concordia” dijo que se temía un balance más grave porque las operaciones de evacuación de los últimos pasajeros y miembros de la tripulación aún a bordo estaba resultando difíciles, según la prensa.
Unidades de los guardacostas y otros barcos, sobre todo transbordadores entre la costa toscana y la pequeña isla de Giglio, se dirigieron a la zona para participar en la evacuación de pasajeros y miembros de la tripulación.
El armador, basado en Génova, indicó que la fase de evacuación “estaba casi terminada” y subrayó que “por el momento no es posible definir las causas del problema” surgido en el buque.
El “Costa Concordia” zarpó del puerto de Civitavecchia a las 18H00 GMT del viernes y se dirigía a Savona, más al norte, en el marco de un crucero de una semana por el Mediterráneo.
El alcalde de Gigli, Sergio Ortelli, preparaba la isla para acoger a varios millares de personas.
Luciano Castro, un testigo, indicó a la prensa italiana que hacia las 21H30 los pasajeros “estaban cenando cuando se fue la luz, siguieron un golpe y luego un fragor y los cubiertos se fueron al suelo”.
Cuando volvió la luz, el comandante anunció una avería del generador eléctrico y garantizó una reparación rápida, pero unos pasajeros se apercibieron de que el barco estaba ladeado.
La tripulación invitó a todo el mundo a ponerse los chalecos salvavidas y juntarse en el puente delante de las chalupas.
Luego vino la orden de abandonar el buque: siete timbrazos cortos y una larga, según el testigo.
Españoles y latinoamericanos denuncian “mentiras” en el naufragio en Italia
Más de un centenar de turistas españoles y latinoamericanos afectados por el naufragio del barco de la compañía “Costa Crociere” en aguas de la isla de Giglio (centro de Italia) denunciaron este sábado que los responsables de la embarcación les mintieron en todo momento sobre lo que estaba sucediendo.
Justo, un turista de la isla de Mallorca (España), explicó a EFE que “Fue lo mismo que el ‘Titanic’. Tuvimos que ver cómo cuando evacuábamos en barcas, otras se nos venían encima. En la nuestra tuvimos suerte porque una solo llegó a dar en la parte frontal y por fortuna no volcamos”.
“La tripulación no tenía ni idea de cómo evacuar el barco y el capitán nos mintió. Dijo hasta el último minuto que todo estaba controlado y que solo era un fallo eléctrico”, comentó la chilena Claudia Fehlandt, que se une al corrillo de afectados para expresar su indignación.
A sus relatos acompañan con algún vídeo del crucero hundiéndose con las luces como protagonistas en la oscuridad de la noche, imágenes que pudieron tomar con los teléfonos móviles una vez que viajaban ya en las barcas salvavidas durante esos interminables diez minutos de travesía hasta Giglio.
Cuentan ahora sus experiencias, unos cubriéndose el cuerpo con mantas, otros con turísticos jerseys a rayas que los lugareños de la pequeña isla italiana les dejaron y muchos con zapatillas de andar por casa, pues además de todas sus pertenencias -incluidos los pasaportes- tuvieron que dejar atrás también sus zapatos.
“Ha sido traumático. Desde un principio nos dimos cuenta de que era grave, pero siempre nos dijeron que todo estaba controlado, que era solo una avería en el generador. Estábamos cenando en el restaurante cuando sentimos un golpe y nos dijeron, incluso, que volviéramos a los camarotes”, explica Vivian Parra, una chilena que viajaba en el crucero con su marido, su hijo y su suegro.
Su compatriota Fehlandt consiguió contactar con las autoridades consulares chilenas en Italia a través de sus familiares en Chile y, a primera hora de la tarde de este sábado, tenían constancia de que se estaban desplazando hacia el hotel Hilton para asistirles.
Ya entonces, el embajador español en Italia, Alfonso Lucini, había reunido a unos 35 compatriotas en una de las salas del hotel para que le expresaran sus necesidades más inmediatas, sobre todo medicinas, después de que no hubieran comido en Fiumicino más que un poco de las “sobras” del desayuno.
En la sala, varios de los afectados se erigían en portavoces y expresaban, no sin que saltara alguna lágrima, el trance por el que habían pasado y la indignación por ver cómo la tripulación del barco fue, según ellos, la primera que intentó evacuar, sin darles instrucciones y dejándoles desamparados.
“No hubo aquello de que las mujeres, los ancianos y los niños primero. Yo, que tengo 70 años, tuve que bajar agarrándome a unos cables”, aseguró María Carmen Ramón, de Alicante (España).
De esa treintena de españoles solo uno, procedente de Mallorca, desconocía el paradero de sus compañeros de viaje, dos amigos a los que perdió de vista al correr por los pasillos del barco, mientras que una venezolana, Luisa Bracho, intenta ponerse en contacto con su consulado para que le consigan un nuevo pasaporte.
Muy cerca del hotel Hilton, en el aeropuerto de Fiumicino, la compañía Alitalia empezó a repartir a turistas italianos en sus vuelos, mientras que en el mostrador de venta de billetes de las aerolíneas españolas Iberia y Vueling aseguraron no saber nada de posibles repatriaciones de los afectados.
Según explicó a Efe Lucini, la compañía responsable del crucero estudia la posibilidad de fletar un vuelo chárter para las repatriaciones, aunque, por el momento, lo máximo que pueden hacer los supervivientes de la tragedia es apuntarse en una lista de espera para que la pesadilla termine lo antes posible.
Con información de Agencias
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