El microscopio consigue una visión en detalle de hasta 50.000 millonésimas partes de metro para mostrar un mapa “nanoscópico” del mundo nunca visto antes.
El equipo que lo ha desarrollado asegura que uno de los ámbitos en los que puede ser más importante el hallazgo es el de la observación celular, ya que permite incluso ver los virus de forma individual.
La técnica que utiliza el aparato, de la que se informó en Nature Communications, se basa en la captación de las “ondas evanescentes”, emitidas muy cerca del objeto y que generalmente se pierden.
La clave: cuentas de vidrio
Pensamos que será especialmente interesante para la observación de células, bacterias e incluso virus.
Lo novedoso es que los granos de vidrio reúnen esa luz y la redirigen hacia un microscopio estándar, lo que permite a los investigadores ver con sus propios ojos un nivel de detalle sólo accesible hasta ahora a través de métodos indirectos como el microscopio de fuerza atómica o el escaneado microscópico de electrones.
Los científicos utilizaron cuentas de vidrio de un diámetro de entre dos y nueve millonésimas de metro que colocaron en la superficie de sus muestras.
Observaron que esas minúsculas bolas recogen las ondas evanescentes de las muestras, lo que evita que desaparezcan y las reconduce a una lente de microscopio tradicional.
Demostraron que así se logra una resolución que supera todos los récords alcanzados por la microscopía óptica.
Observación celular
Para el profesor Lin Li, de la Universidad de Manchester, donde se desarrolló el nuevo microscopio, la técnica es muy prometedora para estudios biológicos, donde es difícil observar la acción a escala nanométrica.
“Pensamos que será especialmente interesante para la observación de células, bacterias e incluso virus”, dijo. Y explicó que “la tecnología actual es muy lenta por ejemplo, con un microscopio de óptica fluorescente se tarda dos días en preparar una muestra, y las posibilidades de éxito están entre el 10 y el 20%”.
Según el experto, “eso ilustra el beneficio potencial de introducir este nuevo método directo de observación celular”.
Por su parte, el científico Ortwin Hess, del Imperial College de Londres, le dijo a la BBC que “es realmente fascinante y emocionante ver estos efectos”.
“Se consigue un nivel de enfoque que normalmente no se esperaría tener”, añadió.
Rompe límites
El uso de la luz visible, para observar los objetos de ese diminuto tamaño, rompe en cierto modo las reglas lumínicas, donde existe una propiedad física llamada límite de difracción que establece lo más pequeño que el ojo puede captar.
Las ondas de luz se expanden hacia fuera de forma natural e inevitable por lo que limitan el grado en que pueden ser enfocadas, y por ende, el tamaño del objeto que pueden reflejar.
Esas ondas evanescentes se producen en las superficies de los objetos y, como su nombre indica, se desvanecen rápidamente con la distancia. Pero no están sujetas al límite de difracción, por lo que si son capturadas pueden proporcionar una resolución mucho mayor de la que pueda imaginarse con otros métodos tradicionales.