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Sin asientos. Los usuarios del Aeropuerto Santiago Mariño, siguen manifestando su descontento por la falta de sillas en la terminal aérea. “¿Cómo es posible que los pasajeros no tengamos donde sentarnos?. Yo aproveché las escaleras para descansar las piernas. Pero mi familia está tirada en el suelo. Espero que en mi próxima visita a la Isla ya esté solucionado el problema”, dijo María Sosa, de Mérida.
“La verdad es que sin sillas me gusta más, porque si las tuviera y uno se sienta en el suelo la gente te vería como si fueras un marginal. Debería haber una zona cómoda exclusiva para los viejitos, ellos son los que más sufren”, señaló Rebeca Mascolli, de Caracas.
Calorones. Los viajeros señalan que la aeroplaza es un verdadero sauna. “El calor es asfixiante. El lado positivo de esto es que vamos a rebajar unas dos tallas antes de montarnos en el avión”, dijo entre risas Jessica Pardo, de Cagua.
“Es increíble como todo lo que llega a manos del gobierno se echa a perder. Antes venía a Margarita y el aeropuerto era una nota. Ahora venimos a sudar como cochino en el horno. Deben resolver ese problema rápido”, manifestó Víctor Moreno, de Valera.
Boletos. Algunos turistas señalaron que sus boletos habían sido revendidos. “Exijo que la aerolínea Laser sea multada. Compré mi boleto para las 9:00 a.m, llegué a las 8 y ya habían cerrado el vuelo. La única explicación que tengo para eso es que están revendiendo pasajes”, argumentó José Santamaría, de Valencia.
“Mi vuelo lo cerraron antes de tiempo, si para vuelos nacionales se pide al pasajero que llegué dos horas antes, porque habían cerrado el vuelo cuando llegué. Es una falta de respeto y exijo sean investigadas las aerolíneas”, dijo Sonia Villasmil, de Valencia.
Sin dinero. Los cajeros automáticos de las diferentes entidades bancarias en la terminal aérea se encontraban sin dinero. “Vengo contando con que aquí en el aeropuerto iba a sacar dinero, resulta que ninguno de los cajeros tiene plata. La directiva debe tener esos detalles presentes, la comodidad del turista es primordial”, señaló Sonia Acevedo, de San Juan de los Morros.