Delincuencia no tiene freno en la circunvalación 1 de Maracaibo

Hampa opera y delinque en 14 sectores adyacentes. Los robacarros usan la zona para enfriar los autos. Exigen más seguridad.

De punta a punta y en ambas direcciones, la circunvalación uno es bordeada por jíbaros que venden y consumen droga, en todas sus presentaciones, en los barrios que rodean la transitada arteria vial, aseguraran voceros policiales.

“En los callejones, casas y plazas está el negocio de la droga. Se vende desde marihuana hasta cocaína, hay hampones que solo roban para poder pagarla. Son más de ocho grupos de microtraficantes los que operan, pero un jíbaro apodado ‘El Bombillo’ es quien tiene el control total”, informa una fuente del Cicpc-Zulia.

“El Bombillo’ distribuye las sustancias y tiene ‘secuaces’ que se encargan de cobrarla y al que no pague a tiempo, le manda a dar una paliza. Se mueve entre todas las etapas de Brisas del Sur, pero como sabe que la policía lo busca, se enconcha al oeste de Maracaibo”, continua el detective del cuerpo detectivesco en la región.

El comercio de los estupefacientes no es el único delito que mantiene a los vecinos en zozobra. La docena de barriadas está en alerta ante las bandas delictivas dedicadas al robo de vehículos y extorsión que operan en el sector.

“Los robacarros no se meten con los autos de los del barrio, ellos se los quitan a gente en los negocios que están en los sectores Primero de Mayo, Santa María, Cañada Honda, Sabaneta, El Pinar y Raúl Leoni. Acá los traen para desvalijarlos o enfriarlos hasta que cobran el rescate”, asegura un residente de la barriada María Concepción Palacios, sin atreverse a dar su nombre.

Por la circunvalación uno escapan los hampones. Usan los canales rápidos para huir con velocidad. Los delincuentes se esconden en los puentes y cazan a sus víctimas para despojarlos de sus pertenencias. Ante los atracos en los puentes de Pomona, Socorro, Sabaneta y el antiguo puente Imau, los transeúntes prefieren correr riesgo y atravesar la arte ria vial para poder pasar al otro lado.

Los “carteristas” y ladrones de celulares en moto tienen en jaque a los vecinos de los barrios San Sebastián, Brisas del Sur I, II y III, Los Pinos, Cumbre de los Pinos, La Frontera, Bello Monte, Colinas del Sur, Haticos 2, Santa Clara y Día de la Raza III, afirman voceros policiales.

Los constantes y repentinos cortes de electricidad en estos sectores agravan el problema de la delincuencia. El problema hace que los residentes de los barrios salgan de sus casas a protestar. Trancan la vía, en la mayoría de los casos por dos horas, lo que ocasiona un colapso vehicular.

“Cuando no hay luz, más rápido salen los malandros a robar. Se meten en las casas para llevarse los aires acondicionados y las bombas de agua. Aprovechan que las puertas y ventanas están abiertas por el calor para entrar más rápido”, dice Amparo Castaño, trabajadora de una bodega en Los Pinos.

La mujer expresa que el negocio debe cerrarlo, obligado, a las 6:00 de la tarde para evitar ser víctima del hampa.

“Tuvimos que colocar protección a todo el local por los robos. Ya no puedo abrir hasta las 9:00 de la noche como antes, porque eso significa un cuchillo para la garganta. Apenas baje, el sol hay que irse o corres peligro”, comenta.

“El patrullaje no se ve, ni se siente. La policía solo ronda si la llaman”, susurra un comerciante de Cumbre de los Pinos. Los buhoneros que hacen vida a las orillas de la autopista no se salvan del hampa, están a merced de delincuentes en motocicleta.

Sobre esto, el director del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia, Carlos Sánchez Vargas, declaró que se está implementado la policía de camino para prestar auxilio vial y vigilancia a todos los usuarios que utilicen esa autopista.

Los llamados “delitos viales” tienen consecuencias como aparatosos accidentes, heridos y hasta personas muertas. “En las noches es común ver a conductores irresponsables que exceden los límites de velocidad, y también a aquellos que conducen bajo los efectos del alcohol”, expone un trabajador de la zona. A esto se le suma la anarquía de los motorizados. “Creen que la vía es de ellos y no respetan las normas”, comenta Carlos López, chofer de autobús.

Según estadísticas de la división de patrullaje vial de la PNB, en la C-1, se registran, al menos, cinco accidentes de tránsito a la semana.

La comunidad denuncia que entre el monte y la estructura oxidada de la cancha deportiva de Brisas del Sur III, varios hampones, entre ellos adolescentes, se reúnen en ese lugar a vender y comprar crack y marihuna.

“La cancha está en desuso por su mal estado, por las noches es solitaria y no tiene alumbrado, los mismos delincuentes parten los reflectores para no ser vistos”, dice Eudomar Antonio Paredes, miembro del consejo comunal del barrio.

La delincuencia cambió el ritmo de vida de los vecinos. Comentaron que ya no suelen sentarse en el frente de las casas para conversar por temor. “ Vivimos encerrados como los pájaros por pánico”, lamentó Soledad Ramírez, residente de Santa Clara.
fuente.panorama