Escrutado el 15,9% de las mesas electorales, el empresario de radio Fabio Gadea, de la alianza opositora Partido Liberal Independiente (PLI), se sitúa en segundo lugar con 115.881 votos (29,09%), en una jornada en la que participó al menos el 70% de los electores, según los datos oficiales.
En tercer lugar se ubica el exgobernante Arnoldo Alemán (1997-2002), con 24.994 votos (6,27%), de la alianza Partido Liberal Constitucionalista (PLC), según un informe preliminar leído por el presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas.
Tras Alemán y en cuarto lugar se sitúa el exdirigente de la “Contra” antisandinista y actual diputado Enrique Quiñónez, de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) con 1.851 votos (0,46%), y en quinta posición está el académico Roger Guevara, de la Alianza por la República (Apre), con 891 votos (0,22%).
El Gobierno de Nicaragua proclamó al presidente Daniel Ortega ganador de las elecciones generales, tras conocer los resultados oficiales que le dan una amplia ventaja sobre Gadea.
“El comandante Daniel, emocionado, agradece a toda Nicaragua, a toda la familia nicaragüense, esa demostración de cariño y confianza”, declaró a través de los medios oficiales la jefa de campaña del Frente Sandinista de Liberación Nacional y coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía del Gobierno, Rosario Murillo, esposa de Ortega.
Antes de la lectura de los resultados, miles de simpatizantes del presidente Ortega salieron a las calles y plazas de Managua para celebrar anticipadamente su victoria en las elecciones.
Pero el jefe de la campaña electoral de Gadea, Eliseo Núñez Morales, no aceptó las cifras de la autoridad electoral y las calificó de “irreales totalmente”.
Los nicaragüenses votaron hoy para elegir entre otros cargos a su próximo presidente, con Ortega como favorito a la reelección, en una jornada caracterizada por la “normalidad”, según el Gobierno, pero en la que hubo denuncias de irregularidades y de “trabas” a los observadores internacionales para cumplir su labor.
El favorito, según las encuestas, era Ortega, cuya candidatura fue calificada por distintos sectores como “ilegítima, ilegal e inconstitucional”, debido a sus maniobras legales para saltarse la prohibición constitucional que le impedía aspirar a la reelección.
La oposición a Ortega se presentó dividida a estos comicios, pero coincidió en cuestionar la candidatura del mandatario.
La Constitución de Nicaragua prohíbe la reelección inmediata del presidente, pero los magistrados oficialistas de la Corte Suprema de Justicia declararon inaplicable ese artículo, lo que despejó el camino a Ortega para presentarse como candidato.