Daniel Merchán: Improvisando un País.
Improvisando un País.
El Estado por definición es una consecuencia de la interacción entre la gente, el lugar que ocupa y la capacidad que se tiene de fijar reglas de convivencia a cumplir en beneficio de todos, en el que algunos seleccionados tienen el mandato de hacer valer esos preceptos, sin embargo, la Venezuela contemporánea se aleja enormemente de ese concepto, pues la consigna oficial hoy, es sin duda alguna, la improvisación a toda costa, y de esa manera el ingenio criollo abre paso para cualquier cosa o idea, desde lo más surreal hasta lo más inverosímil, es probable que esa fuera la causa verdadera de aquel eslogan gubernamental de “hacer de lo extraordinario lo cotidiano”.
El mundo entero cuando mira a Venezuela se encuentra con datos, noticias, gráficos, videos, declaraciones y expresiones que no se pueden cuantificar, de hechos que notoriamente no se corresponden a una potencia petrolera, a la dinámica del siglo XXI o a los derechos humanos más básicos que ostenta una sociedad, y es de ese modo como la nota discordante se vuelve habitual, la escasez de gasolina, alimentos, medicinas o cualquier otro rubro, la inflación más elevada del planeta o la incesante inseguridad, generan la circunstancia en la que la cola permanente marca la agenda del venezolano, pues es el lugar donde su presidente dice hablar con pajaritos o vacas, también el mismo donde se encarcela por tuitear, aquel donde otro presidente ya fallecido seguía firmando decretos, y del actual se desconoce si es venezolano o colombiano, es el país de lo inédito, de lo insólito, y por ende de la improvisación, así como apareció una constituyente de la nada que acciona como gobierno de facto e inquisidor pese a no tener ninguna base legal para ello.
[the_ad id=»217728″]
Un país francamente endeudado y comprometido, ahora cada vez más sancionado y aislado, pero ciertamente un país que se improvisa en el día a día, en el que su parlamento nacional fue arrinconado hacia solo su rol de foro político, y su fiscal general investiga desde el extranjero temas sensibles como Odebrecht y otros tantos, ya que no puede hacerlo en su territorio, es una nación sin aviones en su aeropuerto, sin barcos en sus puertos, en la que el joven que estudia aspira graduarse para trabajar en otra tierra, pasando a ser un número más de la diáspora que crece por el mundo, es el país de los múltiples e inaccesibles controles de cambio, pero en el que el mercado tiembla al ritmo de cotizaciones de una página web, es el país de las guerras imaginarias, y constantes ejercicios militares, que sin haber dado batalla alguna deja saldos negativos en nuestra filas, es el país donde el derecho a protestar se lleva la vida de jóvenes con escudos de cartón.
Venezuela es una insistente presencia de Cisnes Negros como alguna vez lo describiera Nassim Taleb, tanto así que la gente ante lo frecuente de lo inusitado, coloca su fe o apuestas en adivinos o pitonisas, que por cierto también han ocupado lugar en la palestra nacional, y así la improvisación toma lugar, en medio de la opacidad, las especulaciones y las expectativas, en ese terreno avanza el gobierno, avanza la oposición y avanzan los ciudadanos, y en algunas ocasiones también la comunidad internacional frente a Venezuela, ya que resulta un laberinto nada fácil de entender para quien lo ve desde la barrera, como no es tampoco sencillo de comprender para quien lo vive dentro, ahora el debate pasa por unas elecciones que se convocan y desconvocan en la medida que giran los intereses, o por el permanente acoso a los medios que ya no tienen papel para periódicos, señales para TV o Radio o incluso donde colocar un mensaje en el vidrio de un vehículo privado es limitado, evidentemente la improvisación puede resultar positivamente cuando se cuenta con la combinación de suerte y talento, pero en el caso de Venezuela esas variables dejaron hace mucho de funcionar, y el sistema improvisado que impera en el país es inútil, incompetente y altamente devastador, el intento de país improvisado que tenemos hoy no le sirve a nadie ni dentro ni fuera, solo ocupa en lucro y provecho individual a quienes nos indujeron por ese camino descabellado.
Daniel Merchán
@Daniel_Merchan en Twitter.