Las familias afectadas permanecen en refugios y su situación socio económica se agudiza ante la falta de agua potable, alimentos y medicina, así lo señala un grupo de madres que pernocta en el antiguo centro misional de Araguaimujo.
Noris Campero, refugiada en la escuela señala que “nada mejora, perdimos todo: nuestras viviendas, la agricultura y las enfermedades comienzan afectar a la población” asevera.
La población tomó la iniciativa de retener una embarcación de Protección Civil como medida de presión para lograr abastecimiento de agua y alimentos para las familias damnificadas.
“Solo están trayendo provisiones para los funcionarios bomberiles que se encuentran destacados en este refugio, mientras que la población está muriendo de hambre” señaló una madre indígena que prefirió reservar su nombre por temor a represalia.
Mientras tanto, el río comenzó a retroceder su nivel, dejando tras sus paso viviendas semi derrumbadas, campos de cultivos totalmente devastados y la producción ganadera arrastrada por las corrientes del Orinoco.
“Aquí estuvo la viceministra de los Pueblos Indígenas y nos prometió construir las casas y mientras que eso no se concrete, no vamos a desalojar la escuela que nos sirve como refugio” señala Noris Campero.
El Delta medio es el sector más afectado, la población damnificada continúa en refugios ante la pérdida de las viviendas; muchos abandonan el lugar en busca de lugar seguro y otros comienzan a rehacer los daños causados por las torrenciales aguas del Orinoco.