Los reclamos:
– Revalorización del salario y eliminación de la doble moneda: Pese a una canasta básica subsidiada, los cubanos, con salario promedio de 17 dólares, deben comprar en tiendas en divisas y a altos precios productos de primera necesidad.
– Espacio para pequeños negocios privados y cooperativas: La iniciativa privada, permitida desde 1993, solo alcanza a 148.000 trabajadores en pocos oficios. Se solicitan también formar cooperativas urbanas de producción y servicios.
– Eliminación de restricciones a viajes: Los cubanos deben pedir un permiso de salida, que cuesta 150 dólares, puede ser denegado y fija una estadía en el exterior de 30 días. Deben pagar 50 dólares por mes adicional, hasta los 11 permitidos. En total, los trámites para viajar sobrepasan los 500 dólares.
– Compra-venta de casas y autos: Cerca del 90% de los cubanos son dueños de sus viviendas, no pagan impuestos por ellas o abonan bajos alquileres, pero no pueden venderlas, solo permutarlas. Los cubanos sólo pueden comprar un auto si les fue otorgado un permiso y libremente si es fabricado antes de 1959.
Los cambios:
– Eliminó el «igualitarismo» y el techo salarial, con un sistema de pago por rendimiento laboral, a fin de aumentar la productividad, que no termina de aplicarse por obstáculos burocráticos.
– Entregó más de un millón de parcelas de tierras estatales ociosas en usufructo a manos privadas y mejoró el pago a los productores, además de nuevas formas de comercialización, créditos y cierre de granjas ineficientes, para aumentar la producción de alimentos.
– Levantó prohibiciones y regulaciones como las que impedían a los cubanos comprar computadoras, DVD o microondas, hospedarse en hoteles, rentar autos y contratar celulares.
– Autorizó permisos a taxistas privados para mejorar el transporte.
– En lo político, inició un inédito diálogo con la Iglesia Católica para liberación de los presos políticos sin delito de sangre o terrorismo, 20 de los cuales viajaron ya España.
– En el ámbito social, autorizó las cirugías de cambio de sexo.