Los cuestionamientos arreciaron con la huelga de hambre que mantiene desde el 24 de febrero el disidente Guillermo Fariñas, y por el hostigamiento a las Damas de Blanco -esposas de 75 opositores condenados en 2003-, a quienes la policía impidió por tres semanas la marcha con la que cada domingo reclaman la liberación de los presos.
«No cederemos jamás al chantaje, de ningún país o conjunto de naciones por poderosas que sean, pase lo que pase», advirtió Raúl Castro el 4 de abril, y convocó a marchas y mítines contra la política de la UE y Estados Unidos.
España, que ejerce la presidencia semestral del bloque, lideró la iniciativa que llevó a la UE a derogar en junio de 2008 las sanciones que impuso a Cuba en 2003 tras el encarcelamiento de los 75 disidentes.
En 2008 la UE y Cuba restablecieron la cooperación y el diálogo, y continuó el acercamiento en 2009, cuando visitó la isla el comisario europeo de Desarrollo, Karel De Gucht.
Pero las críticas sobre derechos humanos vinieron a complicar la gestión que emprendió España para que la UE elimine la Posición Común, que adoptó en 1996 y sujeta la colaboración con la isla a avances democráticos.
La Habana, que considera esa política una «injerencia», dice no estar dispuesta a ser cuestionada por países europeos que tacha de «lacayos» de Washington, y en estado actual de la relación se da casi por descartado que Raúl Castro asista a la cumbre del martes. Al anterior cónclave fue el número dos, José Ramón Machado.
Sin embargo, según cifras oficiales, Cuba tiene en la UE a nueve de sus mayores emisores de turistas y 23% de su intercambio comercial -mayormente importaciones-, aunque con una tendencia decreciente en los últimos años en favor del comercio con América y Asia.
af / Reporte360