Proveniente de Valencia, donde conquistó otro número importante de presentes, Caracas sirvió de escena la noche del viernes 29 de junio, una fecha que para la mayoría adquirió el rango de inolvidable.
Euforia, ansiedad, fanáticos, la espera, más euforia y el doble de fanáticos: variables que, in crescendo, minaron la terraza del Centro Comercial Ciudad Tamanaco hasta las 9 y diez minutos de la noche, momento en que se apagaron las luces y el sonido de la miniteca fue silenciado para dar paso a uno más potente y ensordecedor: los gritos de los fans.
“Yo nací de amor y comadrona en la misma cama de mamá”, se escuchó sobre un alegórico escenario recién descubierto, lleno de músicos pero sin el tan esperado solista. Esta vez, Arjona nos recibió con un intro que combinó una especie de noticiero proyectado en pantalla gigante y el tema musical “Vida”, magistralmente acompañado por sus músicos y un grupo de actores en escena.
Acto seguido, Ricardo apareció ante un cúmulo de seres que se fusionaban en un mismo sentimiento. “Lo que está bien está mal” nos dijo de una forma tan vehemente que nadie lo dudó.
En adelante, un animal nocturno le cantó al amor, al desamor, a las madres, a las cuarentonas, a los taxistas, a los machistas, pero, sobre todo; a las mujeres. A ellas les habló al oído, las invitó a amar y a vivir, les contó anécdotas y les sonrió hasta llevarlas a la demencia.
Tres veces giró la teatral plataforma sobre la que se entregó el guatemalteco. Pasaban los minutos y así las canciones, todas coreadas a viva voz. Se hace cuesta arriba resaltar detalles de un recital que funcionó tan bien en su conjunto, sin embargo, menciono uno.
La aparición de Gaby Moreno era un hecho esperado. Esta pequeña paisana de Arjona se creció sobre el escenario y comprendimos porqué la escogió a ella para acompañarlo en el tema “Fuiste Tú”, encierra esa sencillez e inconmesurable talento que tanto lo hace a uno pensar en una especie de sierva o continuidad del legado.
La despedida tenía que llegar pero, tratándose del artista en cuestión, no sería fácil decirle adios. Luego de “El Problema” llegó el primer “Gracias por todo” rechazado por los admiradores que estaban sedientísimos de su ídolo.
De vuelta al escenario, unos “Minutos” más y el público agradecía con fuertes aplausos. “Nos vemos Caracas” y la gente parecía no resignarse al irremediable final, transcurrieron dos largos minutos y se encendió la pantalla gigante: era el cierre del noticiero que vimos al inicio, y que envió un mensaje a quienes querían más “Metamorfosis”: “Griten más efusivamente si quieren que Ricardo vuelva”.
Solo eso, y los gritos trajeron de vuelta a este confeso Independiente. Una multitud de progesterona convulsionó el lugar con saltos y ademanes mientras corearon el himno que les compuso su amado: “Mujeres”.
Once y veintidos marcó el reloj cuando este cantante desapareció definitivamente de escena. Aunque para muchos quedó una deuda pendiente con temas que nunca sonaron como “Ella y Él”, “Tocando Fondo” y “Quiero”, en aras de que prive la sensatez hay que reconocer los 130 minutos de entrega que nos regaló Ricardo Arjona a quienes lo acompañamos en ese memorable viernes.
Escrito por @Hprojo