La vivienda de Cárdenas está ubicada debajo del puente de la autopista Valle Coche y al lado de los ríos Valle y Guaire.
Sus vecinos son 48 familias que están en casas en situación de riego. “Este es un barrio viejo, tiene como 40 o 50 años. Tenemos toda la vida aquí, pero esta vez surge el presentimiento de que algo pasará. Ya se determinó que estamos en altísimo riesgo”, afirmó William Fernando Guerrero.
El río anegó ayer en la mañana cuatro casas del sector y socavó una porción del terreno. “El nivel del agua subió mucho. Quisiéramos irnos de aquí, pero directo a otra casa, no a un refugio”, dijo Omaira Guevara, quien debió resguardar sus enseres.
Guevara, de 54 años de edad, aseguró que protege a su familia a través de la oración: “Tenemos años en esta situación.
Siempre que llueve nos entra el miedo por el río. Vivo con mi esposo, dos hijos y tres nietos.
Y estoy atenta ante la posibilidad de que el agua se lleve el barrio. Le pido a Dios que nada malo ocurra”.
Su hija, Yaritza Vivas, debió cargar agua con dos baldes ayer. El baño de la vivienda, ubicado en un sótano, se inundó. “Hay que bajar seis escalones para ir allí. Todo eso está lleno de lodo. El agua salpicaba muy fuerte y entraba a la casa. Tenemos miedo de que ocurra una desgracia”, afirmó Vivas.
Pese a las advertencias de PC y de los Bomberos del Distrito Capital, los habitantes del barrio prefieren permanecer en sus hogares antes de ir a refugios. “Hemos sostenido conversaciones con la gente de Oficina Presidencial de Planes y Proyectos Especiales, para conversar sobre nuestras viviendas. No quisiéramos ir a refugios, nos gustaría ser reubicados en viviendas dignas”, señaló Guevara.
El nivel del Guaire subió ayer. Aunque no se desbordó, en Santa Mónica, El Valle, San Martín, Santa Fe, Montalbán, a la altura de Juan Pablo II y en Petare era evidente el aumento del volumen. “Es impresionante ver el río tan lleno. Pasa algunas veces, pero no siempre se ve así”, dijo Ángel Briceño, conductor. Las fuertes precipitaciones también afectaron el tránsito de vehículos en algunas vías.
Reubicación en espera. En el barrio Los Chaguaramos sólo esperan por terrenos para ser reubicados, según los vecinos. El Gobierno aprobó, en septiembre de 2005, un crédito de 173.000 bolívares para la construcción de viviendas que se destinarían a los residentes del sector.
El único requisito era localizar un área en el mapa de la ciudad para edificar. “Esperamos reunirnos nuevamente con funcionarios de la Oficina Presidencial de Proyectos Especiales. Sabemos que ellos nos podrán solucionar pronto este problema”, señaló Guevara.
Un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad Bolivariana de Venezuela apoya a la comunidad. Isabel Mendoza, vecina del barrio Los Chaguaramos, aseguró que comprende la situación del país: “Hay gente que está peor que uno. Debemos esperar a que solucionen el problema de los damnificados”.
Otros problemas. Aunque las familias del barrio Los Chaguaramos cuentan con televisión satelital y portones de seguridad, los servicios básicos no son consecuentes. Los vecinos aseguraron que Hidrocapital ha reducido el suministro de agua potable en los últimos meses. Señalaron también que algunos árboles podrían caer sobre una tubería de gas, adyacente a una hilera de viviendas. “Es un peligro.
Se tiene que hacer algo urgente para evitar tragedias”, dijo Yaritza Vivas.
Pese a las dificultades, las familias tienen esperanzas.
Consideran que el Gobierno podría ayudarlos en su pronta reubicación. “En la avenida Roosevelt, en el antiguo concesionario de Ford Auto, se construyen casas. Queremos que nos reubiquen allí, pues tenemos derecho a permanecer en la parroquia San Pedro. Irnos a un sitio lejano podría afectarnos. Se dificultaría obtener fuentes de empleo, también tenemos a los niños estudiando cerca”, dijo Guerrero.
Indicó que harán las propuestas al Gobierno. “Rezaremos para que no llueva y estaremos pendientes ante la crecida del río. Así se duerme acá: un ojo abierto y otro cerrado”, dijo.