El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas marfileñas, general Philippe Mangou, leal a Gbaggo, informó esta mañana en la Radiotelevisión oficial (RTI) que el toque de queda estará vigente de siete de la tarde hora local a seis de la mañana hasta el próximo sábado en los barrios de Abobo y Anyama.
Desde ayer, ambos barrios están cercados por tropas de las Fuerzas Armadas y de seguridad, con tanquetas, vehículos blindados y gran número de efectivos, aunque desde ese momento no se han producido sucesos destacables, según dijo a Efe la Policía.
El general Mangou indicó que el dispositivo militar “se mantendrá en la zona el tiempo necesario para desalojar a los rebeldes que se esconden en el lugar” y acusó a los seguidores de Ouattara de “organizar ataques contra las Fuerzas de Defensa y seguridad”, que respaldan a Gbagbo.
Por su parte, los ex rebeldes de las Fuerzas Nuevas, que no se desarmaron tras la guerra civil de 2002 a 2007 y que controlan el norte del país y defienden la sede provisional del Gobierno de Ouattara, en el Hotel Golf de Abiyán, negaron cualquier relación con los sucesos.
En contraste con la declaración del general Mangou, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió ayer a las fuerzas leales a Gbagbo que deberán responder de los ataques de los dos últimos días contra el barrio de Abobo, en un comunicado leído por el portavoz de la ONU, Martin Nesirky.
Nesirky también expresó la preocupación del organismo por las informaciones procedentes de Abiyán de que las fuerzas de Gbagbo planean en las próximas horas otra acción contra seguidores de Ouattara.
Explicó, asimismo, que los hombres de Gbagbo tratan de forzar el desalojo de los “cascos azules” de la misión de la ONU en el país africano (ONUCI) enviados a Abobo para tratar de contener la violencia.
Tras la segunda vuelta de los comicios presidenciales en Costa de Marfil, la Comisión Electoral Independiente (CEI) dio la victoria con una amplia ventaja a Ouattara, resultado que fue certificado por la ONUCI y reconocido por la comunidad internacional.
Gbagbo no admitió ese resultado y recurrió al Consejo Constitucional, controlado por sus seguidores, que anuló la votaciones en siete departamentos ampliamente favorables a Ouattara y le otorgó la victoria, lo que ha rechazado la comunidad internacional, que le ha exigido que deje el poder.
Ambos contendientes se invistieron como presidentes y formaron sendos gobiernos, lo que ha creado una situación de tensión y generado un fuerte temor a la reanudación de la guerra.
Según la Policía, leal a Gbagbo, de los al menos once muertos entre el martes y miércoles pasados en Abobo eran policías y dos militares.
Por su parte, vecinos del barrio que pidieron no ser identificados, expresaron su temor de que haya un mayor número de víctimas, aunque aún no hay informaciones concretas al respecto.
Los disturbios comenzaron cuando un contingente de la Policía Antidisturbios y de la Guardia Republicana, con varios furgones y tanquetas, acudieron el martes a Abobo en lo que el ministro del Interior, Emille Guiriéoulou, calificó de operación “rutinaria” contra “delincuentes armados”.
Cuando la Policía intentó registrar las viviendas de Abobo, supuestamente en busca de armas, se encontraron con una fuerte resistencia y se produjeron intercambios de disparos, incidentes que se han repetido hasta hoy.
Hasta el momento, según la ONUCI, los muertos confirmados desde que se inició la violencia postelectoral en Costa de Marfil, el pasado 16 de diciembre, son al menos 210, la mayoría seguidores de Ouattara.
El sur de Costa de Marfil está controlado por las Fuerzas Armadas y de seguridad, leales a Gbagbo, y el norte sigue dominado por las milicias del antiguo movimiento rebelde Fuerzas Nuevas, que respaldan a Ouattara.