“Vamos a detener temporalmente las operaciones del complejo y consideraremos su cierre”, sentenció un alto mando del régimen, que declaró a Corea del Sur “completamente responsable” de lo que suceda en Kaesong, cuya continuidad podría correr peligro en un momento de grave crisis política en la región.
Kaesong, donde las empresas de Corea del Sur obtienen beneficios económicos al fabricar diversos productos con una extremadamente barata mano de obra norcoreana, representa una importante fuente de divisas para Corea del Norte, cuya economía se halla sumida en la crisis desde los años 90.
Los aproximadamente 54.000 obreros del Norte que trabajan en el complejo reciben un salario medio de 134 dólares al mes y, de ese dinero, el régimen de Kim Jong-un se apropia del 45 por ciento, según datos del Ministerio de Unificación surcoreano.
Esto supone que, de los aproximadamente 80 millones de dólares que las firmas surcoreanas aportaron a los empleados norcoreanos en 2012, Pyongyang habría recaudado aproximadamente 36 millones, más del doble de los 14,1 millones recibidos del Sur en ayuda humanitaria pública y privada el mismo año.
El régimen de Kim Jong-un dirige desde principios de marzo una dura ofensiva de amenazas y hostilidades hacia Seúl y Washington, que incluyen el bloqueo desde el pasado miércoles hasta hoy del acceso de personal y vehículos surcoreanos al polígono industrial conjunto ubicado al suroeste de Corea del Norte.
Esta situación ha alterado el normal funcionamiento de Kaesong y 13 de las 123 empresas surcoreanas que allí trabajan han tenido que cerrar debido a la falta de suministros y otros problemas derivados del bloqueo.
El Norte sí permite el regreso a casa de los empleados del Sur a través de la zona desmilitarizada (DMZ), aunque unos 500 permanecen todavía en el parque industrial del Norte, confirmó el Ministerio de Unificación de Seúl, a la espera de que se normalice una situación que parece complicarse gravemente.
Y es que, a pesar de los diversos episodios de tensión que han vivido Norte y Sur desde la apertura en 2004 del complejo conjunto, nunca antes se han visto interrumpidas sus actividades por más de una jornada.
Al margen de la crisis del complejo industrial de Kaesong, la jornada de hoy estuvo marcada por las especulaciones sobre los supuestos preparativos de Corea del Norte para una próxima prueba nuclear.
El Ministerio de Defensa de Corea del Sur tuvo que desmentir públicamente esta tarde (hora coreana) que el movimiento de vehículos y personal detectado cerca de la base nuclear de Punggye-ri, al noreste del país, implique necesariamente un próximo ensayo atómico.
El periódico surcoreano Joongang Daily aseguró por la mañana que recientes imágenes de satélite evidenciaban la próxima detonación de un dispositivo nuclear en la base, afirmación que cobró fuerza cuando el propio ministro de Unificación de Seúl determinó como “muy probable” un próximo test nuclear.
Defensa, en todo caso, tras negar la hipótesis reconoció que “si Corea del Norte toma la decisión, puede realizar en cualquier momento una prueba nuclear” como las llevadas a cabo en 2006, 2009 y el pasado febrero, y que valieron al país comunista sucesivas sanciones de la ONU.
Al margen de los rumores de una cuarta prueba nuclear, se especula que Pyongyang podría realizar un ensayo de misiles, después de que fuentes de inteligencia de Seúl y Washington detectaran el aparente traslado a lanzaderas móviles de dos misiles norcoreanos Musudan, con un rango estimado de hasta 4.000 kilómetros.
En lo que expertos y funcionarios coinciden es en que Corea del Norte, un país caracterizado por el extremo culto a la personalidad de sus líderes, probablemente realizará algún tipo de “provocación” militar en torno al 15 de abril, cuando celebrará el 101 aniversario del nacimiento de su fundador, Kim Il-sung.