La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, ha mostrado un interés especial por la Copa América que empieza el jueves en su país, que según analistas es un arma de doble filo para ella y su debilitado gobierno.
«Voy a participar en la mayor cantidad de actividades de Copa América», dijo Bachelet la semana pasada, al confirmar su presencia en el Estadio Nacional de Santiago para el partido inaugural entre Chile y Ecuador.
La mandataria explicó en declaraciones a radio Cooperativa que el evento será «una fiesta» local e internacional, a la cual probablemente asista más de un jefe de Estado extranjero.
«Además, yo quiero acompañar a la selección nacional», agregó Bachelet, una socialista de 63 años.
El suyo es un sentimiento que comparten millones de chilenos, ilusionados por una selección que jugó bien el Mundial Brasil 2014 y busca ganar su primera Copa América con estrellas que brillan en Europa, como Alexis Sánchez o Arturo Vidal.
Pero los analistas creen que el torneo también ofrece a Bachelet una bocanada de aire fresco en medio de la crisis política y los escándalos de corrupción que derrumbaron sus índices de aprobación.
«Históricamente en Chile y América Latina el fútbol ha servido como una forma de distracción: bien manejado podría hacer que la presidenta pareciera estar más cercana a la gente», sostuvo Robert Funk, un profesor de ciencia política en la Universidad de Chile.
«Sin embargo, el ánimo y las circunstancias actuales en Chile son muy distintos a lo que hemos visto en los últimos 50 años», añadió en diálogo con BBC Mundo. «Es muy difícil predecir cómo va a reaccionar el público».
«Espacio y tiempo»
Los escándalos de corrupción y financiación irregular de partidos en Chile han minado la credibilidad del sistema político en general y colocaron a Bachelet en una situación delicada.
La presidenta se vio especialmente afectada por acusaciones opositoras de tráfico de influencias de su hijo Sebastián Dávalos en un negocio millonario de compra y venta de tierras.
Bachelet admitió el mes pasado que cometió «errores importantes» en el manejo de ese caso, pero ni la autocrítica, ni sus anuncios de reformas ni la renovación de su gabinete le han permitido recuperarse en las encuestas.
Un sondeo de la firma Cadem señaló esta semana que el índice de aprobación de la presidenta está en 25% y el de desaprobación en 62%.
Por si eso fuera poco, Bachelet debió aceptar el domingo, en medio de una gira europea, la renuncia de su recién nombrado secretario general de la Presidencia, el ministro Jorge Insunza, acusado de asesorar a empresas mineras mientras era diputado.
En este contexto, algunos creen que el fútbol podría darle a los chilenos una alegría colectiva que se ha vuelto esquiva por la crisis política y la desaceleración económica.
Según cálculos empresariales, Chile espera la llegada de hasta 110 mil turistas para la Copa América, que podrían volcar unos US$60 millones en el comercio, los servicios y el sector hotelero.
Y un éxito deportivo daría «espacio y tiempo a la presidenta para poder hacer gestión política orientada a conseguir acuerdos y confianza», dijo Guillermo Holzmann, politólogo de la Universidad de Valparaíso, a BBC Mundo.
¿Goles en contra?
Sin embargo, los antecedentes en la región sugieren que el vínculo entre resultados futbolísticos y aceptación de los gobernantes puede ser más difuso de lo que muchos creen.
Por ejemplo, en 1978 Argentina organizó y ganó su primer Mundial pero eso poco sirvió para legitimar al gobierno militar que gobernaba con mano dura el país.
En el Mundial del año pasado, Brasil fue eliminado en casa al caer vergonzosamente 7 a 1 ante Alemania, pero poco después la presidenta Dilma Rousseff fue reelecta pese al descontento por los altos costos del torneo, la corrupción y el frenazo económico.
No obstante, algunos advierten que una eliminación temprana de La Roja en la Copa América acabaría con el efecto de distracción que el fútbol puede producir casi mágicamente.
«En la medida que la selección de fútbol le vaya mal desde el inicio, la mirada crítica va a volver al gobierno de Michelle Bachelet», sostuvo Holzmann.
Tanto él como Funk afirmaron que la presidenta chilena se expone además al riesgo de ser abucheada en el Estadio Nacional, como le pasó a Rousseff en la inauguración del Mundial.
Según Funk, tampoco han sido buenas noticias para Bachelet el escándalo de corrupción en la FIFA, que ha salpicado la organización de la Copa América y generó cuestionamientos para la asociación chilena de fútbol (ANFP).
«No ayuda porque lo que hace es fortalecer el ánimo generalizado de que todo está podrido», sostuvo el analista.
Así las cosas, desde el próximo jueves hasta el 4 de julio en los estadios de Chile puede haber tantos goles a favor como en contra para la desgastada presidenta Bachelet
fuente. bbcmundo