Esta es su columna completa:
Mientras en la región se espera un crecimiento por encima del 3,5% para 2010, en Venezuela se acentúa el pronóstico de una caída en la actividad económica en niveles de 3,5% a la vez que la productividad del país pierde terreno a nivel mundial.
Como podemos ver, la realidad económica de Venezuela, es contraria al comportamiento de la región. Inclusive The Economist proyecta que la economía venezolana tendrá un retroceso de 5,6% en medio del racionamiento eléctrico y el ascenso del desempleo y el único país en el mundo donde prevé contracciones del PIB en 2010 y 2011. A esto debemos añadir que otros factores como la caída de la inversión privada, la salida de capitales y el impacto que ha tenido en la industria el recorte de 20% en el suministro eléctrico, agravarán aún más el panorama.
Un estudio del BID, sobre la productividad, en una muestra de 76 países, entre ellos 17 de América Latina y el Caribe, coloca a Venezuela como la sexta economía con la mayor pérdida de productividad. Peores que nosotros solo se encuentran Jordania, Níger, Nicaragua, Togo y Honduras. Venezuela perdió entre 1960 a 2005, un 47% de productividad, tomando como medida de comparación a Estados Unidos.
El rendimiento de Venezuela fue inferior al de países mucho más pobres en África como Argelia, Uganda y Kenia. Se le atribuye a la baja productividad la principal razón por la que una mayoría de los países de América Latina y el Caribe han registrado tasas de crecimiento inferiores a las de países avanzados e incluso de países similares en Asia Oriental.
Hemos visto como el gobierno nacional tiene la intención de convertir al Estado en empresario, valiéndose para ello de expropiaciones y estatizaciones, que lo que están trayendo es desinversión y por consiguiente desempleo. Además de generar un ambiente internacional no favorable y despilfarrar recursos, las consecuencias son que se siguen teniendo las mismas empresas, pero ahora con problemas económicos, que ya no pagan impuestos al fisco y que ahora requieren de grandes inversiones y son de difícil sustento, poniendo en peligro la estabilidad laboral de su personal.
El Estado venezolano produce actualmente una gama de productos y servicios que van desde cemento, cabillas, aluminio pasa por la venta de arepas, azúcar, café, distribuye alimentos, pesca, ensambla carros, administra supermercados, hoteles, bancos entre muchas otras cosas, pero por lo general la necesidad de mantener la eficiencia en estas empresas se hace cada vez más cuesta arriba, donde se observa que muchas de ellas ya están produciendo importantes pérdidas y han entrado en serias dificultades financieras.
Estas ganas del gobierno de convertirse en empresario, cuyas funciones no las realiza de modo productivo, está llevando al gobierno a descuidar sus funciones reales y que son las que más le preocupan a la población. El pueblo venezolano tiene seis carencias que el gobierno no ha sabido subsanar: la inflación, la seguridad personal, la seguridad social, la educación, la salud y la infraestructura vial.
César Aristimuño
La encrucijada económica de Venezuela
El Mundo Economía & Negocios