Todos los médicos recomiendan a sus pacientes comer sano para mantener un buen estado de salud, además de hacer ejercicios con periodicidad. No obstante cumplir con el primer requisito cada día se hace más cuesta arriba, debido a la inflación que golpea a todos los ciudadanos por igual.
Los precios de las hortalizas y cualquier otro producto alimenticio están por las nubes. El paquete de pan integral supera los 400 bolívares. El kilo de jamón está por encima de los 1.500 bolívares. Las lechugas criolla, romana y genovesa cuestan 205 bolívares el kilo. Mientras que el brócoli está en 323 bolívares, el coliflor 398 bolívares y el repollo en 135 bolívares.
Si se compra una sola unidad de estas hortalizas sale más barato, pero seguro que no alcanza para muchos días, por eso se debe tomar en cuenta el precio por kilo. Las proteínas contentivas en la carne, el pescado, el pollo y las caraotas, entre otros granos, son impagables para muchas personas.
El kilo de ajo es ofrecido en 1900 bolívares y la cebolla morada en 650 bolívares. Este domingo la mayoría de los supermercados de la avenida Bolívar norte de Valencia y Universidad de Naguanagua no tenía cola. Como ya se ha hecho costumbre, ese panorama evidencia que no hubo para la venta productos a precios regulados.
En el Abasto Bicentenario de la avenida Bolívar no se vendió harina de maíz, leche, arroz ni pasta a precio regulado. Los clientes sólo pudieron adquirir pañales desechables, pollo, detergente y toallas sanitarias.
Varias familias salían de allí a recorrer otros supermercados cercanos, con la esperanza de completar el mercado, pero era poco lo que podían conseguir barato. Una lata de atún de tamaño mediano, se estaba ofreciendo en 525 bolívares. Un cartón de huevo de 12 unidades en 384 bolívares con 42 céntimos. Con asombro los clientes observaban el precio de un rollo de pábilo: 557 bolívares.
Fuente: El Carabobeño