Pareciera que falta mucho para desilusionarse o sentirse ganadores, queda tiempo para esperar a que lleguen los caballos, despunten los novatos y el equipo se acople. La temporada avanza y los que aprovechan las debilidades del otro para imponer sus fortalezas acumulan victorias que a estas alturas del campeonato se convierten en una cuenta de ahorros que bien puede compensar una mala racha. De pronto aparece un slump y esa misma alineación que parecía indomable deja de producir y esos lanzadores dominantes comienzan a batearles y es cuando aquel «maíz de los pericos» adquiere gran valor. Para cualquier equipo es prácticamente imposible sostener un ritmo ganador como el exhibido por el Zulia la primera mitad de la campaña. Es bueno puntualizarlo porque varios lectores zulianos han manifestado preocupación porque ya no ganan tanto. La inquietud es legítima porque arrancando diciembre la tabla de posiciones revela que entre el primer lugar y el quinto, la diferencia llega hasta tres juegos y eso puede cambiar, que no se descuide nadie, que el juego se llama beisbol.