Algunos artículos de Montoya, como fotografías, guantes, casco y un traje de conductor, se exhiben en la vitrina de la ‘Diversidad’.
Montoya, que en 2007 se convirtió en el novato del año al ganar la importante carrera Sprint Cup, comparte espacio con Wendell Scott, el primer y único afroamericano en ganar la Grand National/Winston Cup, y Janet Guthrie, la primera mujer en clasificar para disputar la famosa carrera Daytona 500.
Para ser considerado en el Salón de la Fama, que abrió al público a mediados de mes en el centro de Charlotte y que ha sido visitado por más de 10.000 personas, el ex piloto colombiano de Fórmula Uno al igual que los otros conductores deben tener al menos 10 años en el deporte o tres de retirado.
El edificio de 150.000 pies cuadrados cuenta con coloridas exposiciones que honran la tradición y patrimonio de décadas enteras que ha construido la Nascar.
La alta tecnología contribuye a mezclar el pasado, presente y futuro de este deporte en un museo diseñado para «educar y entretener» a los aficionados y los que apenas comienzan a descubrirlo.
«Cuando diseñamos el museo lo hicimos para tener algo que mostrar tanto a los fanáticos como a los no seguidores de Nascar. El objetivo es que la gente aprenda y pase por una experiencia diferente», afirmó a Efe Winston Kelley, director ejecutivo del Salón de la Fama de Nascar.
Un estudio de la agencia de mercadotecnia deportiva ‘rEvolution’ y de la investigadora de mercados ‘Knowledge Networks’ arrojó que solo el 38 por ciento de los latinos del país se consideran fanáticos «ocasionales» de Nascar.
La investigación también descubrió que todavía los hispanos no han «aprendido a amar» el deporte al mismo ritmo que la población en general, ya que solamente el 7 por ciento se identifica como seguidor «ferviente» o «muy interesado».
Sin embargo, algunos conocedores del deporte consideran que el cambio del colombiano Montoya de la Fórmula Uno a la Nascar ha contribuido a que más hispanos se interesen por el deporte.
Fuente: meridiano.com.ve