El «clean eating», una nueva tendencia en nutrición
La cantidad de tendencias en nutrición y alimentación que han surgido en los últimos años evidencia fundamentalmente una cosa: el modo en que nos alimentamos nos ocupa y nos preocupa. Es todo un tema, y ya sea que uno decide llevar una alimentación vegana, una vegetariana, una orgánica o una libre de harinas blancas, cada vez le prestamos más atención a lo que comemos. Ahora, a las últimas tendencias se suma una nueva propuesta, el clean eating.
En realidad, el clean eating no propone algo radicalmente nuevo. Su idea central es que todos estemos muy atentos para dejar de lado los platos al paso y los productos pre-cocinados de modo de volver a la verdura, la fruta y los alimentos integrales.
El principio de esta propuesta es que el cuerpo sea alimentado a largo plazo con sustancias de alto valor nutritivo y no con calorías poco útiles. Para lograrlo, hay que volver a comprar simplemente verdura cruda y prestar atención al tipo de grasa que se emplea para elaborarlas.
Los nutricionistas confirman que el clean eating no ha inventado nada, pero admiten que nunca está de más empaquetar en colores nuevos las viejas sabidurías para presentarlas de un modo atractivo. La alimentación sana va de la mano de un mejor aspecto físico en general.
No obstante, no se han hecho estudios médicos fehacientes sobre los resultados que promete esta iniciativa. Por ejemplo, no está comprobado que el clean eating tenga efectos concretos en la disminución del dolor de cabeza ni que mejore el cutis.
De todos modos, lo cierto es que esta tendencia incorpora prácticamente las diez reglas de la Sociedad Alemana de Nutrición para tener una alimentación sana, que se basa en una dieta balanceada, en «5 porciones» de verdura y fruta fresca por día, en la ingesta diaria de productos lácteos y elaborados en base a cereales, el consumo de pocas azúcares y sales y mucho líquido.
Algunos especialistas señalan además que esta propuesta, rica en fibras y en cereales integrales, genera más rápidamente una sensación de saciedad, con lo cual podría llegar a ayudar a adelgazar sin estar contando las calorías. Además, si uno deja de consumir azúcares y grasas contenidas en los productos precocinados, reduce automáticamente la cantidad de calorías.
¿Quieres comenzar a aplicar el clean eating? Pues entonces deshazte de todo lo que tengas en la alacena. No puede quedar ningún producto elaborado.
Como segundo paso, comienza a dejar de lado algunas cosas, como, por ejemplo, el azúcar y la harina blanca, y compénsalas con verdura, fruta y cereales integrales.
Es importante arrancar el día con un desayuno clean, como, por ejemplo, con copos de avena remojados, y luego ingerir unas cinco colaciones ligeras a lo largo del día.
Si los copos no son suficiente para comenzar el día, puedes hacerte una pasta con salmón y aguacate, y acompañarla con pan de centeno.
El clean eating es poco complicado y puede integrarse muy fácilmente a los hábitos cotidianos. Tal vez sea justamente esa falta de complejidad la que lleve a que encaje tan bien con el estilo de vida actual. Además, el primero de los principios es, como siempre: cada uno decide cuán estricto quiere ser a la hora de mantenerse dentro de un programa.