Un total de 805 hombres y mujeres participaron en la competencia de 3,1 kilómetros (1,9 millas), y 520 de ellos llegaron a la meta contra la corriente de uno de los ríos más largos del mundo. Otros fueron arrastrados río abajo y tuvieron que ser recogidos por botes.
La carrera se realiza anualmente en el Orinoco, justo río abajo de donde se une con el río Caroní.
Los atletas nadan primero a través de las aguas lodosas del Orinoco, que creció debido a lluvias recientes, antes de cruzar a las aguas más oscuras del Caroní.
Los nadadores dicen que las rápidas corrientes dificultan la competencia.
“Solamente cruzar es un reto”, dijo René Alvarez, un biólogo marino venezolano de 41 años, que compitió por quinta ocasión y terminó en segundo lugar en su categoría por edad.
“Me gusta porque es un evento que es nunca igual… este año era muy, muy fuerte el Orinoco y muy suave el Caroní”, señaló Alvarez. “Como depende mucho de la corriente, hay mucha estrategia”, agregó.
Fuente: el-nacional.com