La guapa actriz, modelo y locutora de 39 años confesó a Efe que después de superar un año muy difícil, dijo, “quiero acercarme a la gente y transmitirles mi experiencia; quiero que sientan que en mí tienen una amiga que las entiende y las informa. Dios sabe que todas necesitamos ese apoyo”.
Ella sabe por qué lo dice. El 2010 fue para “Chiqui” -como le dicen sus amigos- un año de cambios casi sísmicos en su vida, porque tuvo que desarmarlo y reconstruirlo todo, desde los cimientos.
“Este año dejé mi país, tuve un bebé, me divorcié y comencé de nuevo en Estados Unidos. Todo esto ha sido muy difícil, pero también me dejó muchas experiencias y creo que me ayudó a descubrir que puedo soportarlo todo”, expresó.
“Mi madre me enseñó a enfrentarlo todo sin quejarme, porque jamás la escuché quejarse a pesar de todo lo difícil que enfrentó en su vida. Ella me inculcó que fuera feliz, sin importarme lo que opinaran los demás de mis elecciones, y me enseñó a creer que todo se puede”.
Delgado cuenta que su nombre se debe a Chiquinquirá, la patrona de Zulia, a quien su madre se encomendó por su complicado embarazo.
Chiquinquirá descubrió su amor por el medio muy pequeña cuando, con un cepillo para el cabello haciendo de micrófono, animaba sus propios espacios de TV imaginarios en la sala de su casa.
A los 15 años de edad, la joven y su mamá partieron a Caracas para que Chiquinquirá tomara un curso de modelaje de tres meses. A partir de ese momento, su carrera despegó, como candidata del Miss Venezuela, actuando en telenovelas y programas de televisión.
Este año, la guapa locutora se encargó de animar el concurso de baile de Univision “Mira Quién Baila”, probando que además de su bello rostro, es una comunicadora que derrocha inteligencia y simpatía.
Divorciada del actor y cantante venezolano Guillermo Dávila, con quien tiene una hija de 18 años, y del presentador de televisión Daniel Sarcos, con quien tiene una bebé de siete meses, Chiquinquirá se encuentra tranquila sentimentalmente.
En estos momentos, señaló, se busca a sí misma y no al amor.
“No creo en almas gemelas ni en príncipes azules”, apuntó. “Creo en el amor, pero no lo estoy buscando”.
Lo que sí está buscando, y para lo que se prepara y trabaja incansablemente, es para despertar con alegría y buen humor al público matutino.
“Mis compañeros son maravillosos y me están ayudando, con mucha paciencia, a que yo me incorpore al programa. Quiero estar a la altura para darle a las personas que nos ven lo mejor de mí”, finalizó.