Caruao, como todos los pueblos de la costa del estado Vargas, es de pocas calles y de pocas cuadras. La vida transcurre lentamente y bajo el calor del Caribe. En apariencia la paz no ha cambiado pero sólo hay que estar un momento allí, entre sus calles y su gente para detectar que hay un rebullicio.
El revuelo comenzó a comienzos de esta semana cuando Valentina Quintero denunció amenazas de muerte contra sus padres que tienen una finca en esa población por unos terrenos que unos pobladores tomaron para construir unas viviendas: acusaciones de parte y parte vinieron y Caruao, centro turístico se convirtió en centro noticioso. Los pobladores ya saben cuando vienen periodistas: rápidamente dan el nombre de quiénes se deben entrevistar y luego poco a poco, los interesados se acercan y empiezan a decir lo que piensan.
Y allí es cuando todo se complica. Escuchar ambas partes del conflicto es entender que la verdad tiene muchos matices y que posiblemente hay muchas más cosas que contar que la que se ve en la superficie.
¿Quién tiene la razón? ¿Es justificada la acción? Cada quien puede pensar lo que quiera. Lo cierto es que muchos pobladores de Caruao no tienen vivienda y la necesitan y el gobierno no parece cumplir con las promesas. Y aquí viene el asunto de la legalidad: ¿se justifica la quema de una tierra (baldía o no) para construir?
Además, no hay unanimidad: en el pueblo no todos están de acuerdo con la acción de quienes tomaron como propias esos 8 mil metros cuadrados de tierra. Pero no hablan. Parece haber miedo, miedo a un grupo de personas que buscan solución a su problema habitacional. Posiblemente también ocurra que como ellos tienen techo propio, tampoco les importe mucho lo que ocurra.
Y hay amenazas de replicar esta acción en otros sitios lo que hace temer al sector turístico. Ellos, los “tomistas”, “invasores” o “sin casas” (como quieran catalogarlos) dicen que no afectarán una fuente de trabajo. Pero el asunto es la “sensación” que ha dejado la acción en el pueblo. Será difícil de quitar en algún tiempo.
Y esa es entonces la realidad: la necesidad de casa de los pobladores y la legalidad de unas tierras que aunque no estaban cercadas parecen ser de los Quinteros
El conflicto se parece mucho a una pelea entre hermanos y por eso muy doloroso. Al ver los videos y las declaraciones de ambas partes, hay muchas cosas que seguramente no debían decirse pero que se dijeron al calor de las emociones; por lo que, cuando se llegue a una solución, sea cual fuere, la duda queda en el aire: ¿todo volverá a ser igual que antes? ¿Tony y Ana serán los mismos con Caruao y Caruao los tratará como siempre?
Parece que hay heridas que tardarán mucho en cerrar. Si es que se cierran.
Y Caruao es una muestra, en pequeño, de lo que es el país en su totalidad. Muchos no querrán ver esa fotografía.