Carta de un maracucho al “choro” que le quitó el carro

     Estimado choro,

Quiero empezar esta carta diciendo que no fue fácil encontrar tu dirección, nadie quería revelarme donde vivías, pues, según la mayoría de la gente, podías tomar represalias y “caeles a plomo”. Me disculpáis la expresión, pero así mismo me lo dijeron.

En el sector donde vos vivís no hay una persona que no hayáis atracado y que no te tenga terror. Al portugués del abasto le quitaste los cobres de la semana y a la Señora Betzaida, la colombiana que hace las uñas, le quitaste todas las prendas que cargaba encima. Gracias a Dios no era oro sino “golfil”, pero igual mijo, no le perdonaste ni los zarcillitos.

En la redomita me encontré con tus panas, lo supe por la “mala pinta” y porque todos sus nombres empezaban mas o menos igual: El Wilmer, El Deivid, El Yisus. A uno que apodan “El Benedicto”, porque tiene XVI muertos encima, le tire “alguito” pa’ los frescos y me dijo tu dirección.

La cuestión es, amigo choro, que me robaste el carro. ¿Vos no sabéis lo que yo me jodí pa’ comprámelo? ¿Vos no tenéis idea de lo que tuvimos que largar el forro mi mujer y yo pa’ pagar la inicial? Ella vendía “braunis” en el trabajo y yo me ponía a “taxear” en las noches, hasta que vos un día, con tu cara muy “foronda”, me pusiste una pistolista en la cabeza y me lo quitaste.

No sólo me quitaste el carro sino que me diste vuelticas una hora, y por supuesto, todo ese tiempo me tuviste apuntado. Yo no sé si vos te diste cuenta, pero de lo “cagao” que estaba, incluso me eché una meaíta encima.

Otra cosa mijo…¿Qué necesidad había que me metieras un cachazo en la cabeza? Yo nunca te opuse resistencia pa’ que me dieras semejante carajazo. Me tuvieron que tomar 8 puntos ¡Ve qué molleja! Aunque más me dolió la cuenta de la farmacia cuando fui a comprar las medicinas ¡300 bolos por el pecho!

Pero en fin, te escribo esta carta pa’ que te apiadéis de mí y me devolváis el carro. Yo no lo tengo asegurado y decime vos: ¿De dónde saco cobres pa’ comprame otro? ¿Quién se va a tirar ese balde encima de prestarme plata? Pues nadie. Ni siquiera la familia. A mamá le pedí prestao y hasta el sol de hoy se sigue haciendo la “que no es con ella”.

Mirá primo, yo no sé si estáis enfriando el carro o ya está en Cúcuta, pero ve que un cuñao mío es PTJ y va a tratar de mover sus palancas pa’ conseguir el carro. ¿Oíste? ¡Pa’ que te lo cepilléis!

Así que, pa’ que vos y yo nos evitemos malos ratos, es mejor que nos pongamos de acuerdo y me deis mi carrito. Y digo yo también, te acepto que me quitéis el carro si hubiera sido un “jiundei” o un “misubichi”, pero mi alma, lo que yo tenía era una “vagonier” de las viejas.

¡Vos no sabéis como he sufrido desde que me la quitaste! Me tengo que ir en bus pal’ trabajo y esa vaina es un trajín. Tengo que agarrar el bus de Ruta Norte en plena avenida güajira, bajarme en la bomba de Bella Vista y de ahí esperar un carrito que pasa cada media hora y que siempre está hasta la jet…

Pa’ rematar, yo me había levantado un culito por Sabaneta y, a lo que me quedé sin carro, la chama me dejó “de uan”. A la primera que le dije que teníamos que agarrar el metro, me contestó dulcemente: “Tais clariiito”. Pero yo sí le dije sus cuatro: “Ubicáte mija, tampoco estáis tan buena”.

Yo estoy seguro que vos también tenéis tus “jujus” y sabéis de lo que te estoy hablando. Hagamos algo chico. Te propongo que estacionéis el carro por La Limpia y yo lo voy a buscar allá. Lo que si te voy a agradecer es que no me lo desvalijéis. No quiero que me pase como al compadre Vinicio que le apareció el carro “desmembrao”, le faltaban los cuatro cauchos y los asientos. Ve que eso parecía una escena del crimen.

Obvio, yo sé que el carro no va a aparecer de a gratis y vos queréis tu respectiva platica. Yo entiendo eso pero vos tenéis que entender que yo no soy una mata e’ cobres y tampoco te podéis depravar en la cantidad que me vas a pedir. Ve que este mes me enviaron las listas del colegio y no sé si las maestras están pidiendo útiles escolares o que pague un rescate.

Aspiro que me tengáis consideración y te dignéis a devolverme el carro. Si vieras la pelazón que hay en mi casa, de seguro te da “cosita” y venís enmollejao a  entregármelo. Y es que ese es el problema, amigo choro, que uno está peor que ustedes y pa´más colmo vienen a fregar.

Bueno, ahora sí me despido, lamentablemente tengo dos cartas más que dirigir: al que me quitó el Blackberry y al hijue´su madre que me clonó la tarjeta.

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