El lanzador derecho tuvo problemas con su control -otorgó siete bases por bolas, la mayor cantidad en su carrera; y un wildpitch le provocó una carrera en su contra- y no tuvo mucha fuerza en sus envíos -su recta promedió las 90 millas por hora. Aún así se fajó y luchó contra la ofensiva de los Gigantes de San Francisco para contenerlos y salir, sin mayores daños, de los problemas en los que se metía.
«Eso fue algo normal. Mi recta tuvo mucho movimiento, pero todo lo demás estuvo igual», dijo Zambrano a la página oficial del equipo.
El derecho, quien estuvo suspendido desde el 25 junio hasta el 31 de julio, por una discusión que tuvo en el dugout con su compañero Derrek Lee, mostró control de sus emociones durante el encuentro, pese a que fue puesto a prueba en par de ocasiones. La primera fue en una mala lectura de Alfonso Soriano leyendo un batazo hacia el jardín izquierdo, y la segunda fue la de su wildpitch que empató el juego a dos en el quinto inning.
«Me había preparado para este momento. Me sentí bien», expresó Zambrano, quien durante su tiempo fuera del equipo asistió a terapias para controlar su ira, iniciativa que él le agradeció al equipo.
Tras su labor, en la que no tuvo decisión, luego de trabajar cinco entradas, en las que aceptó cuatro hits y dos carreras, el venezolano confesó que tiene que seguir trabajando fuerte para obtener los resultados que desea. «Déjenme terminar fuerte y disfrutar el juego y divertirme. En eso es en lo que todos estamos pensando en el equipo», expresó, luego de asegurar que está lo suficientemente descansado y en forma para lograr sus propósitos.
Billy Russo
EL UNIVERSAL