“A veces me da miedo cuando tengo dos strikes, pero esta vez me dije que tenía que relajarme”, contó el héroe de la victoria de Leones sobre Caribes, 5-3, en el Alfonso Chico Carrasquel de Puerto La Cruz. “Me dije que tenía que buscar un buen pitcheo y hacer buen swing”.
El resultado de ese momento de reflexión fue un par de imparables que decidió la primera de cuatro batallas que tendrán ambas novenas hasta el viernes. El primero fue un doblete que subió al marcador cuando Marwin González lo siguió con otro tubey; y el segundo fue un jonrón que apenas superó la barda derecha y que le dio al Caracas una ventaja que Anzoátegui no pudo alcanzar.
“Nunca pensé en un swing grande, porque yo confío en Marwin y (Jesús) Aguilar”, dijo Vogt, que tiene promedio de .500 en esa racha de cinco victorias. “Sé que sólo tengo que embasarme para que los otros me traigan al plato”.
El estadounidense sonrió cuando rememoró esas fracciones de segundo que sucedieron a la conexión de su vuelacerca, porque estuvieron cargadas de suspenso. La bola salió disparada hacia el cielo, y se veía difícil que lograra sobrepasar la verja.
“Estaba corriendo duro hacia primera, pero al mismo tiempo estaba soplando lo más duro que podía”, confesó con una carcajada. “Gracias a Dios el viento me ayudó”.
La bola cayó en las primeras gradas del jardín derecho y confirmó el buen momento del Caracas. Además, demostró que la ofensiva, y en especial Vogt, que ha sido alineado como cuarto bate, pueden estar a la altura de los compromisos que tienen enfrente. Toda una novedad para el Caracas, pero no para el manager Rick Sweet.
“Vogt es un buen bateador. Y era un buen bateador cuando tenía problemas ofensivos”, aseguró el piloto del Caracas. “Sólo había que ser pacientes. Sé que los fanáticos no son pacientes, pero yo sí, porque sé quién puede batear y quién no”.
El jardinero, miembro del roster de 40 de Tampa Bay, cree que no era cuestión de paciencia ni mucho menos del apoyo de los aficionados, a quienes agradeció por alentarlos en Margarita y Puerto La Cruz.
“Sólo tenía que hacer un ajuste en mi mecánica. Y descubrí que estaba abriendo mucho la cadera antes de hacer swing”, explicó Vogt. “Comencé a batear más cerrado y los batazos han comenzado a salir. Ahora tenemos que mantenernos así”.
Caracas podrá aprovechar la ofensvia de Vogt hasta el viernes, cuando la pausa de Navidad marque su despedida del equipo. Pero tal vez ese impulso sea suficiente, porque la victoria de ayer, combinada con los otros resultados, dejó al equipo a juego y medio de Caribes, a dos de Tigres y a dos y medio de Navegantes.
“La clave ha sido que hemos dado los batazos oportunos”, razonó Sweet, que reiteró que no piensa en mañana, porque la realidad del Caracas varía con el día a día.
Pero el manager tiene motivos para sonreír hoy, porque después de esa victoria de anoche, el panorama no es tan desalentador como antes de que Vogt descubriera el porqué de su slump y le perdiera el miedo a los dos strikes.
(G.V)
