Trazando línea por la izquierda de Latinoamérica, hasta el sur del sur, tres venezolanos: Ana Peinado, Getsamaní Peinado y Marco Díaz, avanzan en bicicleta por una ruta más ambiciosa a la recorrida por el Libertador en la Campaña Admirable. ¿Su destino? El sur de Benedetti, en “donde la memoria ningún recuerdo omite”.
Caracas, Valencia, Barquisimeto, Maracaibo, Paraguachón, Barranquilla, Montería, Caucasia, Bogotá, Palmira y Quito, son los destinos hasta ahora transitados por los aventureros. “3.800 kilómetros -más o menos- sin sumar lo recorrido aquí en Quito que ha sido muchísimo”, contaron a PANORAMA como millas sumadas los cicloexpedicionistas.
“Somos Cicloexpedicionistas porque viajamos cientos de kilómetros a fuerza de pedal, porque escogemos, planificamos y abordamos con técnica las rutas más extremas y desoladas, esas donde no hay asfalto, para probarnos a nosotros mismos que “sí se puede”. Nos llamamos así porque dependemos de nuestras carpas, nuestras bolsas de dormir y nuestras hamacas para pernoctar. Campo, montaña o costa; páramo, llanura, o zonas áridas. Somos Cicloexpedicionistas porque evitamos el paso por las ciudades para sentir el haber de los pueblos, donde la gente es más humana y la globalización tarda en llegar, donde el cielo es más azul, el agua más limpia y se respira aire puro, donde no hay que pagar para saciar la sed ni contaminar para trasladarse. Mientras más furtiva la ruta, más aprendemos, más disfrutamos y más nos exigimos”.
“Pensamos cruzar Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay y si nos da chance Brasil”, añadieron.
Ana, Getsemaní y Marco salieron de Caracas el 7 de noviembre de 2015, y su aventura hizo parada en Ecuador para búsqueda de patrocinio y empleo temporal, “Gracias a Dios conseguimos ambos”, comentó el trío cuyas ilusiones de exploradores se asemejan a las de Granado y “El Che” sobre ‘La Poderosa’, protagonista del diario de motocicletas.
A grandes rasgos la ruta del Che estipulaba partir de Buenos Aires, cruzar Los Andes, siguiendo luego la sinuosa curva de la costa chilena, atravesar el desierto de Atacama y surcar la amazonía peruana hasta llegar a Venezuela. El destino de los venezolanos esta vez es llegar al fin del mundo, a la Tierra del Fuego, Ushuaia, a 1500 kilómetros del círculo polar Antártico. “La meta es la foto con los pingüinos”, comentaron.
En su parada en Quito lograron conseguir algunos recursos para seguir “en cualquier momento”. “La idea de nuestro viaje es promover la bicicleta como medio de transporte limpio a través de viajes largos y aparentemente imposibles (…) Como equipo nos conformamos en 2011 y somos los primeros venezolanos en realizar este viaje en una bicicleta de dos puestos”. El trío quiere recorrer América y Europa para luego seguir por Norteamérica.
“Llevamos equipo de pernocta de invierno y cocina de montaña, son dos bicicletas, una montañera y una tándem (de dos puestos) entre los tres la turnamos para el pedaleo”. Entre las experiencias vividas hasta ahora, los cicloexpedicionistas cuentan como una de las más inolvidables la acontecida durante su paso en Santa Marta, Colombia, donde durmieron al lado de un acantilado, “y así vamos, hotel o carpa, lo que se pueda”.
“Lo más loco del viaje hasta aquí ha sido que nos intentaron robar 3 veces en Colombia, una en Barranquilla, otra en Carmen de Bolívar que es una zona de guerrilla y en Cali”. De los 3 el único ciclista con experiencia es Marco, Ana nunca había viajado en bici y Getsemaní sólo había hecho un viaje de 700 kilómetros antes de salir de Caracas a Paraguachón.
En las redes sociales, los cicloexpedicionistas presentan la bitácora de su recorrido: “No todo es pedalear. A veces salimos con el presidente al súper”, describen en una gráfica tomada en un supermercado ecuatoriano donde coincidieron, por destino y suerte, con el presidente Rafael Correa. Hasta una foto del colosal puente sobre el Lago de Maracaibo ilustra sus redes.
Gets, Ana y Marco con su experiencia buscan ser personas comunes haciendo cosas extraordinarias, desprenderse de la rutina de oficina y de una cuenta bancaria para conectarse a las raíces de la humanidad, a la pachamama, y padecer junto a los pueblos visitados lo que significa vivir donde termina el asfalto.
“Las décadas se escurren en el escritorio se apilan bajo el pisa papel
Estabilidad, dicen algunos remuneración del conforme
¿ocho horas diarias no bastan?
Sueños y metas que devanan con la agonía de la tarde
Incertidumbre del futuro rutinario que amenaza las luces lejanas
La monotonía como cátedra impartida por el decano tiempo
¿Acaso un letargo sin fín?
Dios me libre de una jubilación trágica
me libre del deprimente bregar para extraños
de dar mis sextagenarias fuerzas cruelmente, como por destajos
Me libre de enriquecer sin enriquecerme…” narra la poética de los cicloexpedicionistas.
A través de su página web cicloexpedicionistas.com, ofrecen consejos a todos aquellos que quieren emprender su aventura en bicicleta. En sus redes sociales @Cicloexpedicion en Twitter y @cicloexpedicionistas en Instagram, el trío de venezolanos reporta su continuo recorrido y sus vivencias.
Una foto publicada por CicloExpedicionistas.com (@cicloexpedicionistas) el
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