Rodríguez lamentó que Obama no haya usado sus prerrogativas para suavizar o flexibilizar aspectos de este bloqueo, como sí llegó a hacer -según él- el ex presidente Bill Clinton, y especialmente cuando «nunca en la sociedad americana fue tan amplio» el rechazo al bloqueo.
Según el informe presentado, el embargo ha supuesto daños económicos directos al pueblo cubano de 100.154 millones de dólares a precios corrientes, que equivalen a 239.533 millones tomando como base la inflación de precios minoristas en EE.UU. o de 751.363 millones si se mide en términos de la cotización del oro en el mercado internacional.
Rodríguez dejó claro que considera a Obama un «político inteligente y honesto» que debido a probables razones de política interna sigue adelante con un bloqueo que «aleja a los Estados Unidos de su interés nacional y traiciona los mejores intereses del pueblo norteamericano».
En la misma línea, el canciller subrayó que su país «trata al presidente Obama con todo respeto», pero criticó el hecho de que tras haber anunciado un cambio de política hacia Cuba y prometido que escucharía a sus aliados, la política de Obama se traduce en «un abismo entre su discurso y sus actos en relación con Cuba».
Según el informe, el embargo económico tiene consecuencias sobre el suministro de alimentos o materiales de construcción, la educación, el deporte y la cultura y artes, pero las más dramáticas son las relacionadas con la salud, que solo en un año -entre mayo de 2009 y abril de 2010- causaron pérdidas de 15,2 millones de dólares.
Según el informe, lo más paradójico es que incluso la opinión pública estadounidense es contraria al embargo en un 50 por ciento, y partidaria de restablecer las relaciones bilaterales en porcentajes que van del 58 al 71 por ciento según los sondeos.
En la Asamblea General de la ONU del año pasado, 187 países votaron a favor de levantar el embargo, frente a dos abstenciones y tres votos en contra (EE.UU., Israel y Palau).