El presidente Luiz Inácio Lula da Silva recorrió a pie y sobrevoló las regiones de los estados de Pernambuco y Alagoas, las que más sufrieron con las crecidas de ríos y el arrastre de lodo, que dejaron más de 200.000 damnificados, según Defensa Civil, citó AFP.
«Cuando ocurre una catástrofe como ésta, en un primer momento, además de salvar el máximo de vidas y sacar gente de áreas de riesgo, es necesario atender preocupaciones básicas: alimentación, salud y agua», dijo Lula en la localidad de Palmares.
Pero luego de esa primera asistencia el Gobierno tiene «la obligación política, humana y moral de ayudar a reconstruir lo que fue destruido», agregó.
Junto a Lula, la ministra jefa de Gabinete, Erenice Guerra, anunció que se destinarán unos 150 millones de dólares para ayudar a cada estado inmediatamente, que se sumarán a los 55 millones para ambos estados anunciados previamente.
A poco para que se cumpla una semana del inicio de las lluvias, los socorristas todavía tienen dificultades para acceder a sitios aislados a causa de la caída de puentes arrastrados por la corriente.