Larvas que se encontraba dentro de los troncos de árboles, caramelos de grillo, helado de avispa, escarabajos y escorpiones fritos. Y como gran reto para los paladares más atrevidos, semen de caballo: “un pelotazo de testosterona pura”, lo definían sus promotores.
Para restar algo la repulsión sus creadores lo han presentado con varios sabores complementarios: cereza, regaliz y pastel inglés. Pero no es la primera ocasión en la que este festival ofrece esta peculiar bebida. Ya en el 2003 se pudo saborear semen de toro y pene de venado hervido.
65 puestos son los que han cocinado estas arriesgadas propuestas gastronómicas. Un festival que lleva celebrándose desde hace 23 años y que en esta última edición ha reunido a 10.000 personas.