En la actualidad, hay varios tratamientos para la disfunción eréctil, un trastorno que padece –en diversos grados– aproximadamente el 40% de la población masculina por encima de los 40 años. Desde 1998, se consume el Sildenafil. Más adelante, los hombres también empezaron a usar el tadafilo, y el vardenafil, que tienen el mismo mecanismo de acción que el primero. En los tres casos, la erección se puede conseguir después de los 40 minutos de su consumo. En otros pacientes, se utilizan inyecciones y se recurre a cirugías. «Como no todos los hombres responden, todavía se están desarrollando y experimentando con otros tratamientos, como la apomorfina», comentó Amado Bechara, profesor de urología de la UBA, jefe del sector disfunciones sexuales del Hospital Durand y director médico del Instituto Médico Especializado (IME). A principios de esta década ya había realizado un ensayo con la apomorfina dentro de un comprimido para tratar la disfunción eréctil. Salió a la venta en el mundo, pero su eficacia fue bastante pobre y no se siguió su comercialización. «La eficacia del fármaco en la práctica diaria no demostró ser importante probablemente por una absorción inadecuada», sugirió Bechara.
Pero lo cierto es que la apomorfina actúa a nivel del sistema nervioso central y favorece la inducción de una erección. Por esto, se busca administrarla a través del spray, una aplicación que ya se estudió a través de una investigación difundida en la revista Journal of Sexual Medicine. El estudio, que fue llevado a cabo por la empresa Vectura Limited, del Reino Unidos, consistió en evaluar la eficacia y la seguridad de la apomorfina en spray en varones con disfunción eréctil leve o severa.
Los resultados se obtuvieron a partir de dos ensayos consecutivos y multicéntricos que involucraron a 600 pacientes. La mayoría de los que usaron el spray logró el efecto a los 10 minutos, mientras que el tiempo de erección con la apomorfina en comprimidos era de aproximadamente 20 minutos. «Se consiguieron resultados alentadores con muy bajos eventos adversos», opinó Bechara, quien no participó en el estudio.
«Este estudio –agregó– ubica al spray como una probable alternativa más de tratamiento de primera línea para la disfunción eréctil, que aunque promisorio necesita de mayores ensayos para confirmar estos resultados».