El Barcelona tiene la Liga en la manita. Al líder le bastó con un arranque brillante y la voracidad de su tridente para liquidar al Espanyol como quien espanta una mosca. El Tamudazo fue un recuerdo lejanísimo que ni asomó por el estadio azulgrana. Lo mejor para los pericos fue sellar la permanencia gracias a resultados de terceros. Al conjunto azulgrana le bastará con ganar al ya salvado Granada para sumar un título que tuvo ganado, que vio peligrar y que ha amarrado con una reacción poderosa. Desde la derrota contra el Valencia, 21 goles a favor y ninguno en contra. Brutal.
Messi es el centro de gravedad del Barcelona, es una evidencia. Por eso cuando la necesidad aprieta es La Pulga quien toma las riendas. Sin pestañear, además. Leo capitalizó el arranque del líder con un gol, una amarilla y la presencia en casi todas las acciones de su equipo, en ataque o de presión para recuperar la bola y asfixiar al rival.
Al Espanyol le duró la pelota menos de diez segundos desde el saque inicial, síntoma del carácter azulgrana. Esta vez no permitiría dudas desde el inicio. Se volcó sobre el área perica y generó llegadas continuas, algunas claras. En la izquierda desbordó Neymar superstar, con quiebros, fintas y hasta una rabona. Suárez fijó a los centrales, y por la derecha partió Messi e incidió Rakitic. El extraordinario lanzamiento de falta en el minuto ocho, a la escuadra derecha de Pau, destapó el corcho. Y cuatro minutos después, un rapidísimo ataque entre Suárez y Messi encontró a Rakitic en boca de gol, anulado por fuera de juego. Lo pareció, pero no lo era. Lo anulaba un defensor, sentado al otro lado de la jugada. Tampoco tuvo suerte el Barça con Gil Manzano en otro lance polémico, una caída de Messi ante Duarte, que le derribó en el arrastre.
El Espanyol tardó media hora larga en asomarse al balcón de Ter Stegen. Superado por el alto ritmo azulgrana, sólo un par de balones diagonales a Caicedo metió algo de picante al duelo. El punta sólo remató uno, bien blocado por el meta alemán. A falta de llegadas, los pericos llenaron el depósito de tarjetas, y aún pudo darse por contento con Hernán Pérez, que bordeó la roja en varias oportunidades.
No necesitó esforzarse demasiado el Barcelona para resolver la disputa. Para colmo, el único futbolista con aspecto de amenaza, Caicedo, se quedó en la caseta tras el descanso y poco más se supo de los pericos, que pusieron de su parte para agrandar la derrota. En el 2-0 fallaron Diop en el pase de salida y Roco al habilitar a Suárez. Robó Alves, sirvió Messi y resolvió Suárez. Antes del cuarto de hora, el uruguayo cabeceó un córner a la red. Con falta clara sobre Javi López, pero el colegiado tampoco acertó en ese lance.
El uruguayo recogió el protagonismo de Leo con ese doblete y con una excelente asistencia a Neymar, tan intratable en el regate como poco activo en el remate. Para su diana no tuvo más que empujar la bola en una jugada iniciada por Alves, a gran nivel. Cuando juega bien, juega bien.
El final del partido fue cruel para el Espanyol, rendido con los cambios a falta de casi 20 minutos. Pau, alma perica, amenazó en la previa y recogió su castigo tras un error clamoroso que permitió el quinto de Rafinha. El Camp Nou se ensañó con el meta, que se recompuso como pudo. La gradería masticó el título cuando llegaron noticias con goles de Levante y Valencia, pero faltó un tanto en el Bernabéu para completar la fiesta.
Aunque no esté al nivel de hace tres meses, el Barça encara la última jornada con todos los triunfos en la mano. Tiene nivel de juego y confianza para sellar el título, aunque hará bien en resolverlo cuanto antes. El Granada no se jugará nada. Como el Levante ante el Atlético.