En las últimas doce horas no se ha hallado ningún cadáver. La mayoría de las víctimas murió por los deslizamientos de la madrugada del pasado miércoles, cuando toneladas de tierra, piedras y lodo sepultaron cientos de viviendas construidas en las faldas de las montañas.
Según el nuevo boletín de la Defensa Civil, los equipos de socorro han encontrado hasta el momento 287 cadáveres en Nueva Friburgo, 271 en Teresópolis, 56 en Petrópolis y 19 en Sumidouro.
Pese a que la Defensa Civil carece de cifras fiables sobre el número de desaparecidos, los puntos de denuncia instalados por los diferentes municipios disponen de una lista de 133 personas que aún son buscadas por sus familiares.
Según la Defensa Civil, al menos 6.050 personas perdieron sus viviendas y que otras 7.780 tuvieron que abandonarlas temporalmente y refugiarse en gimnasios y escuelas públicas debido a que están ubicadas en áreas de riesgo.
Las operaciones de rescate pasaron a ser coordinadas a final de semana por las Fuerzas Armadas, que montaron una base aérea de operaciones en la Granja Comary, el campo de entrenamientos de la selección brasileña de fútbol en Teresópolis.
Desde esta base operan seis helicópteros militares utilizados para rescatar personas en áreas aún aisladas.
Pese a que en la mañana de este lunes no había registro de lluvias en la región, los meteorólogos prevén que las precipitaciones en la región serrana de Río de Janeiro proseguirán por lo menos hasta el próximo jueves.
El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, declaró el domingo el estado de calamidad pública en los siete municipios más afectados en un paso para facilitar la reconstrucción de esas ciudades.
El estado excepcional regirá por un período inicial de 180 días en los municipios de Nueva Friburgo, Teresópolis, Petrópolis, Bom Jardim, Sao José do Vale do Río Preto, Sumidouro y Areal.
La medida busca facilitar los trabajos de reconstrucción de la infraestructura y de las viviendas destruidas por las lluvias, ya que permite contratar empresas, obras y trabajadores y adquirir material sin necesidad de abrir licitaciones públicas y saltándose otras trabas burocráticas.
Además de las tareas de rescate, las autoridades también se esfuerzan en restablecer todos los servicios públicos debido a que numerosas áreas continúan sin suministro de energía eléctrica, agua y telefonía.