El Movimiento Taliban del Pakistan (TTP), aliados de Al Qaeda desde 2007, de inmediato juraron vengar su muerte e intensificaron sus ataques contra el gobierno paquistano y sus fuerzas de seguridad, que consideran cómplices de Washington, y contra de los intereses norteamericanos.
El atentado, que apuntó a un centro de entrenamiento de cadetes de una unidad de la policía «es el primer acto de venganza por el martirio de Usama«, declaró por teléfono, a la AFP, Ehsanullah Ehsan, portavoz del TTP, que hablaba desde un lugar desconocido. «Esperen otros ataques más masivos en Pakistán y Afganistán», amenazó.
Las dos explosiones dejaron, además, decenas de heridos en el centro de entrenamiento de fuerzas paramilitares en el noroeste de Pakistán, informó la policía.
El atentado en el distrito de Charsada es el más sangriento registrado en el mundo desde el 2 de mayo. Varias milicias habían prometido vengar la muerte del cabecilla terrorista.
Al menos una de las explosiones, en la puerta principal del centro de entrenamiento, fue provocada por un dinamitero suicida. El funcionario policial Nisar Jan dijo que casi todos los muertos eran reclutas en el centro