¡Atención! Las nueve cosas que los hombres no quieren escuchar pero que las mujeres preguntan


c2     Gina Barreca es profesora de Lengua inglesia en la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, y la responsable de la siguiente lista que presume resumir las 9 cosas que a los hombres no les gusta escuchar… pero que las mujeres preguntan o comentan.

Hay frases con las que ellos pueden lidiar y otras, claramente, con las que no.

Para evitar herir susceptibilidades, vale destacar que esta deducción se realizó a partir de un estereotipo masculino, con sus respectivas excepciones, pero que coinciden en la reacción de querer huir de su pareja tras escuchar algunas e insidiosas frases femeninas, que posiblemente los desesperan un poco.

1- Entonces, ¿por qué tienes que seguir siendo su amigo si ya no sientes NADA por ella?

Vaya, vaya… la simpleza y doble cara de la palabra “nada”, que tan cargada suele estar. Para ellas, no sentir NADA por una ex pareja debería incluso parecer que no la conocieras.

2- Tenemos que hablar. Hay algo que llevo queriendo decirte muchos días, pero no sé cómo contártelo

Esto significa que la mujer lleva hasta más de una semana analizándolo, y puede ser desde lo más superfluo como un par de pantalones que usas y ella odia, hasta algo más complejo. El caso es que necesitan pensar, analizar y deducir su preocupación a una frase. No entres en pánico: necesitan expresarse.

3- Simplemente admite que a tu madre y a tu hermana no les caigo bien, si no pasa nada

Un sólo hombre y tres mujeres. Alguna de ellas puede sentirse “minada” ante la lucha mortal de obtener tu atención. Paciencia y equilibrio. Son amores completamente diferentes, pero amores al fin.

4- ¿Sabes qué día es hoy?

El terror aparecería si escuchas esta frase y no lograras descifrar de qué se trata “el día de hoy”. ¿Cumpleaños? ¿Aniversario del primer beso, cita o del día en que se conocieron?

Ella continúa mirándote, hay tensión y silencio. Tus gotas de sudor bajan en cámara lenta, ella sonríe. ¿No lo recuerdas? Esas pupilas que te penetran cual rayo láser sólo declaran lo evidente: es el día de tu muerte.

5- Puede que lo haya tirado, no me acuerdo

¿Recuerdas los pantalones del punto 2? Quizás aquí tengas la respuesta de esa dudosa disyuntiva.

6- Más arriba, más abajo, más a la derecha, no pero un poquito más a la izquierda

Por tu mente pasan una sarta y santiamén de groserías, ¿Si no lo sabes tú, como demonios quieres que lo sepa yo? Sí, desespera, pero es cuando deberías recordar cuán sublime y maravilloso es escuchar el “ahí, ahí, ay” de su punto GPS confundido.

7- No digo que vayamos a casarnos ni a irnos a vivir juntos, pero en el remoto caso de que lo hiciéramos, me gustaría tener esa mesilla de noche

Oh, algo es innegable de una frase así: claro que quiere casarse e irse a vivir contigo, y llevarse ESA mesita de noche.

Aún así, hay otra versión mucho menos comprometedora… esa mujer que se fascina por ese tipo de elementos sin siquiera tener un novio, hasta puede que quiera la mesita de noche mucho más de lo que te quiere a ti.

8- ¿Pero con cuánta gente has estado?

Difícil de responder, sobretodo si la respuesta no te dejaría muy bien parado ante ella.

– El defecto: ¿Con tres chicas? ¿Sólo con tres chicas? ¿Qué problema tienes? ¿Por qué sólo has estado con tres chicas? ¿Qué descubrieron ellas que yo aún no sé? ¿Te funciona todo, verdad?

– El efecto Rebeca: ¿Así que has tenido una sola relación de ocho años, eh? Ajá. No, nada. Bien. ¿Y cómo era ella? ¿Y por qué lo dejaste? ¿Y era el amor de tu vida? ¿Y oh, Dios mío, cómo superarla?

Como en la célebre película de Hitchcock, la sombra de la anterior puede ser tan alargada como la del ciprés, y muy abrumadora.

– El exceso: ¿Cómo que no lo sabes? ¿Pero cuántas, a ver? ¿Pero como que Inés, María, Sofía, Laura, Clara, Lucía, Loreto, Vanesa, Estefanía, Inmaculada y Cuqui? ¿Quién es Cuqui, por qué tiene apodo Cuqui? ¿Quién es Ana? ¡Merche, Paloma, Paula…! ¿Emma? ¿Es extranjera? ¿Cuándo has estado en el extranjero?

9- Si me muriera, ¿con cuál de mis amigas te acostarías?

¡Peligro! De tu respuesta puede depender tu vida. La más correcta pero inverosímil sería declararte cual Romeo ante Julieta y prometerle que, si murieras, te harías monje porque no concibes tu vida sin ella.

La respuesta correcta y símil sería responderle que probablemente con ninguna porque no hay una que te atraiga… no sé qué haría, pero tus amigas NO me atraen especialmente.

La respuesta mortal sería que dejaras entrever cuán buena te parece que está Fulanita o cuán sensual baila Sutanita… a mayor cercanía con la inquisidora, mayor es el grado de mortalidad.

Con información de El Confidencial


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