Mientras las fuerzas de seguridad turcas se mantienen en la búsqueda del autor del atentado contra la discoteca Reina en Estambul, siguen conociéndose detalles sobre su actuación en la madrugada del 1 de enero gracias a testimonios ofrecidos por las victimas del ataque.
El libanés François al Asmar, que resultó herido en el brazo y se ocultó tras una mesa, se hizo el muerto tras ver cómo el atacante disparaba a los heridos que estaban en el suelo. «Hizo un disparo, así que pensamos, pensé, que era alguien enfadado o un borracho (…) pero unos segundos después, escuchamos una ametralladora», ha contado a Reuters desde la cama de un hospital. «Estaba escondido detrás de la mesa, sentado en el suelo, pero mi hombro debía de verse. Nos estaba disparando en el suelo (…) me hice el muerto para que no siguiera disparándome», comentó.
«En cuanto entró en el club, comenzó a disparar y no paró. Estuvo disparando sin parar durante 20 minutos al menos», ha explicado Younis Turk, un ciudadano francés de origen turco. «Pensábamos que eran varios porque no paraba. Y también hubo algún tipo de explosión, lanzó algún explosivo», dijo.
El club Reina, lugar en donde se produjo el ataque terrorista, se encuentra situado a orillas del Bósforo y es frecuentado tanto por turcos acomodados como por turistas extranjeros, es por ello que entre los 39 muertos y 69 heridos figuren ciudadanos de múltiples nacionalidades, especialmente de los países de la zona. De acuerdo a un informe forense citado por el diario ‘Milliyet’, algunas de las víctimas presentaban disparos a muy corta distancia o incluso a quemarropa. Mehmet Yilan, que trabajaba como camarero en el club desde hace doce años, ha asegurado que el atacante disparó deliberadamente hacia las áreas en donde habían más personas concentradas dentro del club, situado en el barrio de Ortakoy, donde hay numerosos cafés y restaurantes.
«Irrumpió e inmediatamente se dirigió hacia las personas que estaban ubicadas a la izquierda, que suele estar siempre más lleno (…) me pregunto si vino aquí antes porque parecía conocer dónde ir», ha relatado Yilan, precisando que su jefe gritó a la gente que huyera.
Estaba disparando al azar pero apuntando a la parte superior del cuerpo. No solo quería herirles», ha subrayado. Yilan escapó hacia una estancia posterior junto con cinco clientes y otros dos empleados, luego bajaron a una terraza al borde del agua. Pese a las frías temperaturas, algunas personas saltaron al agua para escapar de los disparos.
El propietario del club, Mehmet Kocarslan, afirmó que la Policía había adoptado medidas de seguridad extraordinarias ante la celebración del Año Nuevo en los barrios a orillas del Bósforo. La Embajada de Estados Unidos ya había advertido de potenciales ataques en zonas frecuentadas por extranjeros, pero Kocarslan asegura que no había ninguna amenaza específica contra el club en particular.
«Realmente no entiendo cómo este demonio, ni siquiera puedo llamarle terrorista, fue capaz de llegar aquí pese a toda esta Inteligencia y las medidas de seguridad extraordinarias», indicó.
El experto antiterrorista Abdulá Agar ha destacado su determinación y su «sangre fría». «Probablemente disparó estas balas antes en verdaderas zonas de combate. No tuvo ninguna duda en disparar a personas inocentes», ha subrayado.
Hoy ya la Policía ha publicado una primera foto del atacante, quien se cree podría ser de Uzbekistán o Kirguistán, aunque otros medios apuntan que su procedencia pudiera ser de la región china de Xinjiang. Al parecer, según la reconstrucción de los hechos que hace ‘Hurriyet’, el atacante llegó hasta el barrio donde se encuentra el club en un taxi procedente del distrito de Zeytinburnu, pero se bajó antes debido al intenso tráfico.
Las primeras imágenes del atentado están grabadas a la 1.20 horas y en ellas se le ve caminar y disparar hacia el Reina, tras lo cual una persona queda tendida en el suelo. A continuación, dispara contra los guardias, quienes estaban desarmados por las restricciones vigentes, según el diario ‘Haberturk’.